Eugenia María.Llegué a la casa de mis padres. Mi madre me abrazó, papá, ni se diga, casi me estripa, y mis hermanos se portaron igual. Emmanuel y Mapa no habían llegado.—Emmanuel se atrasó un poco por algo en la clínica, pero ya viene en camino. Y María Paula debe estar por llegar.—Me alegra, madre.—Te veo delgada, hija.—Diosa, déjala. Ella debe pasar su duelo y luego se enfrentará al mundo.Mis hermanos menores se sentaron uno a cada lado de mí. No sabía que necesitaba tanto esta cercanía, los ojos se me humedecieron, se dieron cuenta. Mapa ingresó a la casa, nos saludó a todos.—Familia los amo. ¿Falta Emmanuel?—No demora en llegar.—Madre apareció, Ana María, y no viene con buenas intenciones con mi hermano, algo me dice que le hará daño de nuevo. Por ahora creó una gran confusión y Rubí puso distancia. Manito está confundido.—Esa mujer no me gusta. —dijo mi madre y papá la miró con preocupación. —Se las dejó ahí. ¿Euma me regalas un minuto, por favor? —Ahora sí, me llegó l
Ler mais