Gabriela

Salir para mí se había convertido en un trauma. De hecho, no soportaba a un hombre cerca, no lo toleraba, sentía físico miedo. Por eso no pude ir al consultorio en la clínica de Benjamín. Cancelé la ecografía… Ahora frente a mí se encontraban mamá y Maju, las dos parecían molestas, pero debían de entenderme.

—Debes ir al control, hija.

—¡No quiero salir! —Mamá perdía la paciencia.

—El embarazo requiere ciertos exámenes para verificar el estado del bebé. —Cada vez que decían eso. Algo raro le pasaba a mi cuerpo.

—¡Yo no lo pedí! Lo tendré, él podrá hacer lo que se le pegue la gana. Hasta ahí será mi aporte.

—Voy a hacer como si no escuché eso, Gabriela Maldonado Villarreal.

Últimamente, me sentía irritada, molesta y rara. En la clínica había alcanzado a sentirme segura. Maju no dejó de observarme, habló lo necesario, se limitaba a analizarme, eso me ponía más nerviosa, ella era la madre del culpable de todo, al igual que el señor donante de un esperma para crearme. Por culpa