El abogado tomó del interior de su maletín, el abre carta y abrió el sobre amarillo. Los sellos externos eran la evidencia de un documento legalizado y notariado por los organismos legales. Todos miraban con detenimiento cada movimiento del abogado, ansiosos por conocer el contenido del testamento de Enzo Fiorini. El abogado, con un movimiento firme abrió su maletín de cuero, sacó el sobre amarillo. Los sellos, aún brillantes, mostraban la autenticidad del documento y su legalidad incuestionable. Buscó entre los papeles el elegante abrecartas de plata, sus dedos se cerraron sobre el filoso instrumento y con un deliberado gesto, abrió el sobre amarillo. El silencio en la habitación era denso, sólo se rompió con el crujir del papel al ser abierto. Liliana sintió un nudo en la garganta, posiblemente igual al que sintieron el resto de los presentes. A diferencia de los Fiorini, ella no quería estar en ese lugar, no tenía interés en el contenido de aquel sobre. Ellos, en tanto parecí
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