Planes en marcha (4ta. Parte)
La misma nocheNew YorkAmberDicen que la verdad siempre encuentra su camino, que no importa cuánto la ocultemos, tarde o temprano se abre paso, como el sol atravesando la niebla. A veces, es tan evidente que debería ser imposible ignorarla, y, sin embargo, lo hacemos, somos incapaces de verla. Tal vez porque nos aterra lo que implica, o porque preferimos aferrarnos a la comodidad de la incertidumbre antes que enfrentar lo inevitable.Pero cuando la verdad se revela, puede ser muchas cosas: un bálsamo o un incendio, un faro en la tormenta o un golpe seco en el pecho. Puede sanar o destruir, pero nunca deja las cosas intactas. Su sola presencia tiene el poder de cambiarlo todo, de sacarnos de la duda y reescribir nuestro destino en un solo instante.Sin embargo, una verdad a medias es algo distinto. No es claridad, ni oscuridad, sino un laberinto sin salida. Es como granos de arena escurriéndose entre los dedos, como un puñal que, aunque no hiera, nos lastima, como un rompecabezas con
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