**Lyra**La lluvia caía en cortinas densas, empapándonos en segundos, pero no me importó.Caminaba al lado de Krimson, sintiendo su presencia sólida a mi lado, asegurándome de no desplomarme bajo el peso de mi propio dolor. Mi vestido, pegado al cuerpo por el agua, era lo único que tenía… eso y mi alma rota.—Te voy a ayudar a abandonar la manada —dijo, su voz firme contra el rugido de la tormenta.Negué con la cabeza, temblando, pero él no se detuvo. No pensaba dejarme sola, no esta vez, no cuando más lo necesitaba aunque me costara admitirlo.—No tienes que hacer esto —murmuré con un hilo de voz, apenas audible entre los truenos.Krimson se acercó más, protegiéndome con su cuerpo como un escudo.—Ya no le debo lealtad a alguien como Mikail —soltó, y pude sentir el amargo dolor escondido tras esas palabras.No pude evitarlo. Una risa quebrada salió de mi garganta, una que dolía más que un grito. Negué de nuevo, alzando el rostro hacia el cielo que lloraba conmigo.—Nunca debí venir
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