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64 chapters
Donde Mueren las Promesas, Nacen Juramentos
**Krimson**Lo vi todo.Desde el momento en que Mikail subió al estrado, supe que nada bueno se avecinaba. Sentí a Lyra temblar desde donde estaba, su mirada fija en él, esperando... creyendo.Pobre ilusa.Cuando lo escuché pronunciar el nombre de Sienna, fue como si el mundo se hubiese detenido. Vi cómo los ojos de Lyra se apagaban, vi cómo su alma se desgarraba en silencio, como una flor marchitándose al borde del abismo.No. Ella no lloró. No gritó.Simplemente... dejó de ser.Vi a un zombie donde antes había vida. Un alma en pena caminando en un cuerpo roto. Mi mandíbula se tensó mientras el aplauso estallaba a nuestro alrededor, como una burla cruel a su dolor.Me pasé la mano por el cabello, reprimiendo el impulso de destrozar algo.Tanta opulencia, tanta politiquería inútil cuando la mujer que llevaba su hijo no nato estaba allí, vulnerable.Fruncí los labios, incapaz de ocultar mi desprecio. Los miembros del consejo, su reputación, la mirada crítica de su familia y los anci
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La sentencia del Alfa de Silverbane
**Mikail**Nunca imaginé que el dolor físico pudiera ser tan miserablemente insufrible.Sentía mi alma desgarrándose pedazo por pedazo, como si cada latido de mi corazón arrancara otro fragmento. Una agonía total.Vi cómo Lyra, la única luz que alguna vez iluminó mi existencia, se dio la vuelta sin vacilar, sin una mirada atrás.Sentía que perdía todo el aire, creí que me estaba muriendo.Todo era incertidumbre, un abismo abriéndose bajo mis pies.Mi garganta ardía, mis rodillas seguían clavadas en el suelo como si aún pudiera arrastrarla de regreso con súplicas. Un temblor sacudió mis manos cuando sentí la presencia de Sienna acercándose, con su vestido rozando el mármol.Quise apartarla de un empujón. Quise gritarle que se alejara.Pero en algún rincón racional de mi mente, recordé que ella no tenía la culpa de mi miseria. No podía descargar mi rabia contra alguien inocente. No podía convertirme en un monstruo... no aún.A duras penas me puse de pie, con el cuerpo tambaleante, mie
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La Tormenta en el Corazón
**Lyra**La lluvia caía en cortinas densas, empapándonos en segundos, pero no me importó.Caminaba al lado de Krimson, sintiendo su presencia sólida a mi lado, asegurándome de no desplomarme bajo el peso de mi propio dolor. Mi vestido, pegado al cuerpo por el agua, era lo único que tenía… eso y mi alma rota.—Te voy a ayudar a abandonar la manada —dijo, su voz firme contra el rugido de la tormenta.Negué con la cabeza, temblando, pero él no se detuvo. No pensaba dejarme sola, no esta vez, no cuando más lo necesitaba aunque me costara admitirlo.—No tienes que hacer esto —murmuré con un hilo de voz, apenas audible entre los truenos.Krimson se acercó más, protegiéndome con su cuerpo como un escudo.—Ya no le debo lealtad a alguien como Mikail —soltó, y pude sentir el amargo dolor escondido tras esas palabras.No pude evitarlo. Una risa quebrada salió de mi garganta, una que dolía más que un grito. Negué de nuevo, alzando el rostro hacia el cielo que lloraba conmigo.—Nunca debí venir
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A Contrarreloj
**Mikail**La lluvia caía con furia, como si el cielo mismo quisiera castigarme por mi estupidez.Corría sin saber a dónde, sin dirección fija. Solo sabía que no podía quedarme quieto. No cuando Lyra se había ido.Mandé a los guardias, sí… pero maldita sea, no podía respirar si no estaba buscándola también. ¿Cómo esperaban que me quedara en el palacio, junto a Sienna, fingiendo que todo estaba bien, mientras Lyra caminaba sola… rota… lejos de mí?La culpa me devoraba al principio. Dejé a Sienna plantada. Abandoné el compromiso que yo mismo había anunciado. Pero esa culpa desapareció en cuanto el pánico me atravesó el pecho.Lyra se fue.Y con esta lluvia… era casi imposible rastrearla, incluso para un lobo como yo.—¡Maldita lluvia! —grité, jadeando, con los puños apretados—. ¿Por qué justo ahora?La lluvia no ayudaba. Borraba su olor, se llevaba todo rastro, lo volvía confuso. La tierra blanda había devorado las huellas en cuestión de minutos. No quedaba nada más que el lodo, mi r
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