Punto de vista de BillEl mundo pareció cerrarse a mi alrededor, todo se redujo a ese instante. Mamá estaba ahí parada, luciendo más pequeña de lo que recordaba, con Colín apretado contra su pecho. Estaba frágil, casi irreconocible.Su rostro estaba pálido, demacrado, los pómulos marcados, sus ojos hundidos y rodeados de sombras oscuras. Su cabello —siempre tan impecable— estaba suelto, con algunos mechones cayéndole sobre la cara. Lo sostenía con fuerza, pero no había firmeza en su agarre, solo algo que casi parecía... vulnerabilidad.Pero eso no importaba. Nada de eso podía compensar lo que había hecho.Mis manos temblaron. Sentí cada músculo tenso, mi cuerpo atrapado entre la rabia y la incredulidad. Mamá, la mujer que me había criado, que debería habernos protegido. ¿Cómo pudo? ¿Cómo pudo hacernos eso?—Mamá... —La palabra apenas salió de mis labios. Sonó forzada, casi ajena. No supe cómo mirarla en ese momento—. ¿Es... es él realmente...?Sus ojos se encontraron con los míos, y p

Punto de vista de SerenaHacía unos días que habíamos llevado a Colín a casa, y cada mañana sentía que despertábamos ante un milagro. Bill y yo habíamos dejado todo pendiente, tomándonos un descanso para estar con él, disfrutando cada pequeño momento que nos habíamos perdido. Había algo mágico en esos días, tranquilos y cotidianos, pero a la vez extraordinarios.Colín se estaba acostumbrando, adaptándose poco a poco a su nuevo entorno. Sus manitas agarraban todo lo que alcanzaban, y su risa llenaba la habitación cada vez que descubría algo nuevo. Esta mañana, estaba fascinado con los juguetes que habíamos dejado en la alfombra de la sala, sus ojos brillaban de asombro mientras examinaba cada uno.Bill y yo nos sentamos en el piso con él, uno al lado del otro, como si fuéramos una verdadera familia, como si esta siempre hubiera sido nuestra vida. Era raro lo fácil que nos habíamos adaptado, pero también se sentía como volver a casa.Bill le alcanzó un pequeño elefante de peluche, y Col

Punto de vista de SerenaEn el momento en que la palabra salió de la boca de Colín, sentí que el corazón se me iba a salir del pecho. "Mamá". Tan claro, tan perfecto, como si hubiera estado esperando este momento exacto para decirlo. Me miró con esos ojos grandes y curiosos, su boquita formando el sonido otra vez, como si lo estuviera probando. —Mamá.Una risa suave se me escapó mientras me llevé la mano a la boca, conteniendo las lágrimas que amenazaban con caer. Miré a Bill, que sonreía de oreja a oreja, su rostro lleno de orgullo y asombro. Los dos nos quedamos paralizados, atrapados en la magia de escuchar a Colín decir su primera palabra.—Ay, Colín—susurré, extendiendo la mano para tocar sus deditos. Él me miró, balbuceando contento ahora, como si supiera que acababa de hacer algo importante.Bill soltó una risa, negando con la cabeza.—Se te da natural esto, Serena. Vaya, ¿que su primera palabra sea "mamá"? Me ganaste—bromeó, pero noté que estaba tan emocionado como yo, con la