Lía intentó acercarse, pero Victoria la detuvo.Victoria le advirtió en voz baja: —Este no es lugar para tus celos. Lía, debes saber distinguir las circunstancias.Lía se quedó paralizada, con lágrimas acumulándose en sus ojos.Anhelaba la atención de Damián, pero él ni siquiera la miraba. Llevaba a su esposa de la mano mientras saludaba a los esposos Leonardo: —Leonardo, Zarina.Leonardo, con más de cincuenta años y muy elegante, comentó: —Qué afortunado eres, Damián.La belleza de la esposa, el orgullo del marido.Incluso Damián no pudo evitar mirar a su esposa y sonreír ligeramente.Zarina tomó la mano de Aitana y le dijo con intimidad: —Escuché hace tiempo que habían reconciliado sus diferencias, me alegré mucho por ti, pero no me atreví a molestarlos.Leonardo abrazó a su esposa y rió con naturalidad: —La pareja está disfrutando su reconciliación como recién casados, no los incomodes.Adoraba a su esposa, por lo que tenía una buena impresión de Aitana, y naturalmente se mostraba c
Ler mais