Andrés tenía en sus manos el móvil de Victoria. Los mensajes no paraban de llegar, y la mayoría eran de trabajo y de su primo David. Tocó a la puerta, pero esta se abrió. Entró para entregárselo, pero ella estaba en la ducha. Andrés, sin querer, pero deseándolo mucho, la observaba mientras ella, debajo de la regadera, tarareaba una canción de las que había bailado con él. Daría todo por estar a su lado en ese momento, disfrutar del agua cayendo sobre ella, disfrutar de su presencia plenamente, hacer de todo y luego volver a empezar. Era mejor salir de allí antes de cometer una locura. Al salir de la habitación se encontró con Rebeca.—Dile a Victoria que dejó su móvil cerca de la piscina. Lo dejé en su cama.—Sí, señor, yo le digo.En ese momento, Victoria salió de la ducha y escuchó a Rebeca hablar con alguien.—¿Había alguien contigo?—Andrés vino a traerte el móvil. Dijo que lo dejaste cerca de la piscina.Victoria quedó pensativa. Podría ser que él llevara mucho tiempo en la habit
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