—Victoria, tú deberías buscar quién te revuelque un par de horas. Aquí puedes encontrar a alguien que se arriesgue a hacerte el favor; lo digo porque no tienes a tu noviecito contigo.
—¿Por qué eres tan molesta? —dijo Andrés, un tanto incomodado por las palabras de Brenda, insinuando que Victoria no podía conquistar a nadie.
—Estoy muy feliz así. Me alegra por ti que los tienes a todos locos—. Dijo mirando a Andrés, quien había buscado una silla y estaba pidiendo bebidas a un mesero.
Victoria se levantó, acomodó su bikini y se dirigió a refrescarse en la piscina; no quería seguir escuchando tonterías de Brenda.
—Esa mujer es capaz de conseguir lo que quiera. Victoria no es fea; se ve muy bien, está hermosa y cualquier hombre estaría encantado de ser su dueño.
—Quieres hacerme sentir mal, pero no lo vas a lograr. Victoria jamás será como yo. ¿Acaso no ves que está sola? Siempre se la pasa con la perdedora de Rebeca. Las dos son unas perdedoras; tu hermano está con ella por agradecimie