No sé si Adam estaba ocupado, porque antes, siempre que lo llamaba, contestaba al instante. Pero esta vez tardó bastante en responder.—Esmeralda, mi vida.Su voz seguía sonando alegre, suave, cariñosa, sin señales de nada raro.Pensé que en ese momento debía estar abrazando a otra mujer, y aun así me hablaba con ese mismo tono lleno de romance.Eso me revolvió más la cabeza.No sé si es algo que pasa entre hombres y mujeres, pero yo, como mujer, siempre he sentido que si de verdad amas a alguien, no quieres tener contacto con nadie más.Y él, que dice amarme tanto, sigue sintiendo que esto es como un sueño… pero puede estar con otra como si nada.O tal vez, Adam nunca me quiso de verdad.Solo era una obsesión.Ese amor inmaduro, típico de alguien que lo ha tenido todo, menos eso que más deseaba: alguien a quien amar.Esa obsesión lo mantiene adicto a perseguir esa mujer que romantiza, mientras más lucha, más se le va de las manos.—Esmeralda, ¿estás bien?Su voz me hizo espabilar.—No
Leer más