—¿Te sientes tan confiada? —preguntó Daniel.Silvia asintió.—El mayor obstáculo entre un psicólogo y su paciente no es el desencadenante de la enfermedad ni la forma en que se manifiesta. El mayor obstáculo es la confianza. Si un paciente puede confiar incondicional y completamente en su médico, el proceso será mucho más efectivo. Y acabo de verlo: ella confía en mí, incluso diría que depende de mí.—A veces es como una niña, pero le cuesta distinguir la energía de cada persona. Tú has sido buena con ella y puede sentirlo.—No, no es solo eso —el semblante de Silvia se tornó serio—. Siento que la confianza que tiene en mí no podría haberse desarrollado solo con nuestras interacciones durante este tiempo. Debe haber otra razón, aunque ahora mismo no sé cuál es.La mano de Daniel tembló ligeramente, pero su rostro no lo demostró.—Confío en ti, Sisi.—Por cierto, ¿cómo vas a manejar el asunto de Leticia?—Lo dejaré en manos de la policía. Ya les envié todos los testimonios, las pruebas

La Vivian de ahora ya no tenía la arrogancia ni la vivacidad que mostraba el día anterior. En solo un día, había experimentado un cambio tan drástico.—¿Has considerado que algo pudo haberla afectado? —preguntó Fabiola en voz muy baja.Silvia miró preocupada a Vivian.—Ayer, cuando vio mi pierna quemada en casa, se puso así. Estaba mucho más alterada que ahora. Tenía miedo de todo, y me costó muchísimo lograr que se durmiera.—Creo que entiendo lo que sucede. Probablemente sufrió alguna lesión en el pasado. Todas sus reacciones actuales son respuestas al estrés postraumático, quizás con un factor psicológico más pronunciado. Ha recibido un estímulo que la ha hecho sumergirse en aquel entorno del pasado y le cuesta salir de ahí —explicó Fabiola tras reflexionar un momento.Pero la duda de Silvia era otra:—Si está atrapada en ese entorno del pasado, sería lógico que sintiera miedo ante todo lo desconocido. Incluso muestra temor frente a su hermano. Sin embargo, conmigo muestra una confi

—¡Mamá! Nuestra participación en las acciones es solo del cinco por ciento, mientras que los Caballero poseen el cuarenta por ciento, casi la mitad. ¿Cómo esperas que el rector se arriesgue a ofender a los Caballero por complacer a los Ferrero?Además, había algo importante que no había mencionado: Leticia tenía mala reputación en la escuela. Amparándose en el apellido Ferrero, frecuentemente acosaba a sus compañeros. A cualquiera que le desagradara lo maltrataba, e incluso había forzado a varios buenos estudiantes a abandonar la escuela.El rector ya se lo había explicado diplomáticamente: antes actuaba bajo la presión de los Ferrero, pero ahora que los Caballero habían intervenido, ¿cómo podía seguir protegiendo a Leticia?—¡Como siempre, todos son unos abusivos que solo se aprovechan de los débiles! ¡Ay! ¿Qué será de mi Leticia? —Roberta comenzó a lamentarse.El tono de Carlos se enfrió.—La reputación de Leticia en la escuela... tú deberías saberlo mejor que yo, mamá. No es que no

Daniel seguía respondiendo:—Vivi, no es tarde. Mira, las he rescatado a ambas.—Silvia, ¿estás a salvo? —preguntó Vivian sin motivo aparente.Silvia también se quedó perpleja, pero asintió.—Todas estamos a salvo.—¡Bien! —Vivian no dijo más y tomó el tazón frente a ella, bebiendo la sopa sorbo a sorbo.Daniel pareció perderse en sus pensamientos por un momento.La noche avanzó. Daniel recogió todo y se marchó.Vivian se durmió, pero Silvia no podía conciliar el sueño.Pensaba en Daniel. Sin duda, era un hombre perfecto.Podía sentir que sus sentimientos hacia él estaban cambiando gradualmente, de manera incontrolable.Había intentado contenerse, pero cuanto más intentaba alejarse, más deseaba acercarse......."Según las últimas noticias, la señorita Leticia Ferrero robó las preguntas del concurso de psicología en la Universidad Santa Mónica y culpó a un compañero. Luego, enfurecida por la vergüenza, arrojó agua caliente a uno de los jueces...""...condenada a diez días de detención