—¿Te sientes tan confiada? —preguntó Daniel.

Silvia asintió.

—El mayor obstáculo entre un psicólogo y su paciente no es el desencadenante de la enfermedad ni la forma en que se manifiesta. El mayor obstáculo es la confianza. Si un paciente puede confiar incondicional y completamente en su médico, el proceso será mucho más efectivo. Y acabo de verlo: ella confía en mí, incluso diría que depende de mí.

—A veces es como una niña, pero le cuesta distinguir la energía de cada persona. Tú has sido buena con ella y puede sentirlo.

—No, no es solo eso —el semblante de Silvia se tornó serio—. Siento que la confianza que tiene en mí no podría haberse desarrollado solo con nuestras interacciones durante este tiempo. Debe haber otra razón, aunque ahora mismo no sé cuál es.

La mano de Daniel tembló ligeramente, pero su rostro no lo demostró.

—Confío en ti, Sisi.

—Por cierto, ¿cómo vas a manejar el asunto de Leticia?

—Lo dejaré en manos de la policía. Ya les envié todos los testimonios, las pruebas