De la nada, recordé que, hace cuatro años, yo apuñalé dos veces a Camila.Camila quiso demandarme y lo obligó a sacarme de Ruitalia en plena noche.Entonces, lo que más le da miedo no es que yo mate a Camila, sino que, si lo hiciera, le traería problemas: tendría que deshacerse de mí otra vez, e incluso verme terminar en la cárcel. ¿Es eso?Mateo me acarició el pelo y dijo en voz baja:—Ahora ya no quiero pensar en nada ni forzar las cosas. Solo quiero que tú y los niños estén bien conmigo, que estén sanos y salvos. Por eso tengo miedo, de verdad tengo miedo de que a cualquiera de ustedes le pase algo, ¿entiendes?Cuando lo escuché, no pude evitar sentir un dolor en el pecho.Lo que dijo, ¿cómo no iba a entenderlo?Pero mientras Camila no pague por lo que hizo, el odio que siento nunca va a desaparecer.Me separé de sus brazos, con los ojos rojos, y le dije, furiosa:—Pero fue Camila la que mató a nuestras madres, y ahora empezó a hacerle daño a Valerie. Si no hago algo, ¿tengo que de
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