Andrés tomó su vaso de whisky con calma, lo giró entre sus dedos y bebió un sorbo antes de clavar su mirada en Alejandro.—Dime algo, primo… ¿Qué estás dispuesto a perder por conquistar a Camila?Alejandro lo miró con el ceño fruncido, su paciencia al límite.—¿De qué demonios hablas?Andrés sonrió con suficiencia, apoyándose en el respaldo de su asiento.—Escucha bien, porque no lo voy a repetir. Yo, por Camila… soy capaz de entregarte el 25% de la empresa.El silencio que cayó sobre la mesa fue inmediato. Ricardo, que estaba bebiendo, se detuvo en seco, mientras Alejandro entrecerraba los ojos, analizándolo.Era justo lo que había estado esperando. Un cuarto de la empresa… un paso más hacia el control absoluto del legado de su abuelo.Pero al mismo tiempo, la oferta de Andrés tenía un precio demasiado alto.Alejandro apoyó el vaso sobre la mesa con un golpe seco, su expresión cambiando por completo.—¿Quieres apostarla como si fuera un maldito negocio?—No es una apuesta, primo —rep
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