AlaricTodos hemos sufrido algún dolor terrible en nuestra vida. Concluí que era parte irremediable de la existencia, y al vivir tanto tiempo, sabía que estaba condenado a experimentar sufrimientos una y otra vez. Había perdido a mi familia, a mi madre, quien me apoyó irremediablemente, quien realmente estaba de mi lado sin importar lo que pasara. Había perdido amigos y aliados, y pensé que con tanto tiempo de dolor y corazones rotos ya estaría acostumbrado a esto. Pero, por supuesto, el destino, más obvio y más viejo que yo, me demostraba cuán equivocado estaba. El dolor de perder a una mate era incomparable.Mis hermanos y hermanas habían perdido sus mates y eso los había conducido a la muerte y no creía ser mejor que ellos. Mi lobo estaba desaparecido, aun en negación. No era la primera vez que lo hacía; se había desvanecido por siglos, como si sospechara que íbamos a encontrarla, solo para perderla. Yo estaba en un estado casi religioso, repasando en mi mente los momentos con ella
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