Eva
—¡Adriana, me parece que estás logrando algo! ¡Parece diferente! —comentó el Duque mientras la bestia seguía rabiosa, intentando acabar conmigo.
—¡Siento que se me parte la cabeza! —gritó la guerrera, sentada en su celda con expresión adolorida—. No tienes idea de lo difícil que es intentar comunicarte mentalmente con un lobo que no es de tu manada… ¡un lobo que ha sido salvajemente envenenado! —gritó la muchacha.
—Pues no tengo ni idea, eres la primera loba decente que conozco.
—Para ser sincera, hay muy pocos decentes—añadí yo, mientras la bestia parecía a punto de atraparme. Estaba atada contra la pared, pero su fuerza era realmente increíble. Jamás había visto algo así. Me preguntaba qué le habían hecho realmente a ese pobre lobo, y sabía que la respuesta no me iba a gustar. Adriana resopló y me miró molesta, pero yo la ignoré y continué. —Eres literalmente la única loba que está a nuestro favor aquí. Y si bien este lobo no es de tu manada, el hecho de que seas guerrera en Su