POV de DIEGO
No sabía exactamente qué esperaba al ir a buscarla. Solo sabía que después de la llamada que recibí de Nora, algo en mí se quebró. Las piezas empezaban a encajar, pero el dibujo que formaban me desgarraba por dentro.
Toqué el timbre con la mandíbula apretada, y esperé. No pasaron más de cinco segundos antes de que Adriana abriera. Tenía la expresión sorprendida, pero no del todo.
—Diego… —su voz era apenas un susurro.
—Tenemos que hablar —dije seco, sin rodeos.
—¿Ahora?
—Ahora.
Ella asintió y se hizo a un lado para que pasara. Cerró la puerta con cuidado, como si eso fuera a evitar la tormenta que venía. Caminé directo al salón sin esperar invitación. Mis pasos eran firmes, mi pecho un incendio.
—¿Qué pasa? —preguntó, aunque yo sabía que intuía lo que venía.
La miré. Directo. Sin pestañear.
—¿Desde cuándo sabías que tu madre me conocía?
El silencio cayó como una piedra. Su rostro perdió el color. Esa fue mi respuesta.
—No fue… no fue intencional —balbuceó—. Yo solo…
—¡¿Cuá