—¡Sí!Asentí con firmeza: —¿Regresas ahora a Ciudad Perla?—Sí, solo me quedo tranquilo sabiendo que estás bien.—Enzo, no hacía falta...Él, con una sonrisa relajada, replicó: —¿Desde cuándo es innecesario preocuparse por un amigo?...Suspiré aliviada, le sonreí con gratitud y no añadí nada más.—Si necesitas algo, llámame en cualquier momento.Tras decir esto, Enzo miró a Emilia: —Señorita, ¿llegaste en coche? ¿Quieres que te lleve a algún sitio?—Yo...Emilia, con una sonrisa amable, negó con la cabeza: —No, mi conductor me trajo y se fue después de dejarme. ¡Gracias, señor Jiménez!De regreso a la habitación, Olaia empezó a hacerme preguntas con curiosidad.—¿Crees que Emilia le gusta a Enzo?—Lo parece.Respondí con una sonrisa.Emilia era encantadora y vivaz, mientras que Enzo era atento y considerado. Si llegaran a estar juntos, serían la pareja ideal.Además, Emilia provenía de una buena familia, y con un hermano como Mateo, la familia Jiménez no se atrevía a hacerle daño.Sin
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