—Sí.El mayordomo respondió de inmediato.Claramente, esta Irene era falsa.'Irene' se asustó. Sus ojos, llenos de lágrimas, pasaron de mirarme a Isabella y a Estrella, antes de que se arrodillara ante Mateo.—¡Señor Vargas, por favor, déjeme ir!—No debí haber sido tan ingenua. No debí haber pensado en suplantar a Irene......Mateo, mostrando su impaciencia habitual, frunció el ceño: —Si alguien te envió, ve a buscar su ayuda.—Yo...Isabella intervino con firmeza: —¡Manolo, no te quedes ahí parado! ¡Mamá, creo que deberíamos devolverla de inmediato a donde vino!Blanca, con la mirada afilada, observó sin decir nada y se dirigió a Mateo.—Mateo, supongo que el informe del extranjero ya está en camino, ¿verdad?—Sí, está en camino.Mateo asintió y miró su reloj: —En cinco minutos.—Perfecto.Blanca suspiró aliviada.El salón estaba tan silencioso que se podía oír una aguja caer.Miré a Mateo, tratando de adivinar el resultado.Mi corazón latía con fuerza y mis palmas estaban sudorosas
Leer más