César se quedó inmóvil, mirando a su madre con una mezcla de asombro y horror. En su mente, su abuelo había sido un hombre severo pero justo. Nunca había imaginado que podría ser un monstruo, capaz de cosas tan terribles. Sintió un nudo en la garganta por como le había causado tanta angustia y dolor a su pobre madre. —Tu abuelo sabía que Javier no era su hijo —continuó Elvira—. Sabía que yo amaba a Alexander, y quería que me convirtiera en su amante para complacer a Victoria, no sé porque ella me odiaba tanto. No culpes a Ale tampoco, también fue víctima tu abuelo. —¿En serio? —César estaba realmente impresionado. —Es casi seguro que él provocara ese accidente que lo dejó en coma, tratando de proteger a Victoria —dijo ella y continuó. — Era mala, me gritó un día que mi lugar era en un prostíbulo, y me encerró en la habitación de tu abuelo para que me violara y Javier me agarrara. —¿Qué? —César en verdad estaba realmente impresionado por todo lo que había soportado su madre toda

César se quedó inmóvil, mirando a su madre con una mezcla de asombro y horror. En su mente, su abuelo había sido un hombre severo pero justo. Nunca había imaginado que podría ser un monstruo, capaz de cosas tan terribles. Sintió un nudo en la garganta por como le había causado tanta angustia y dolor a su pobre madre. —Tu abuelo sabía que Javier no era su hijo —continuó Elvira—. Sabía que yo amaba a Alexander, y quería que me convirtiera en su amante para complacer a Victoria, no sé porque ella me odiaba tanto. No culpes a Ale tampoco, también fue víctima tu abuelo. —¿En serio? —César estaba realmente impresionado. —Es casi seguro que él provocara ese accidente que lo dejó en coma, tratando de proteger a Victoria —dijo ella y continuó. — Era mala, me gritó un día que mi lugar era en un prostíbulo, y me encerró en la habitación de tu abuelo para que me violara y Javier me agarrara. —¿Qué? —César en verdad estaba realmente impresionado por todo lo que había soportado su madre toda

Mientras caía, una mezcla de miedo y determinación se apoderaba de Sofía. Sabía que el camino hacia la libertad no sería fácil, pero estaba dispuesta a enfrentar cualquier obstáculo con tal de alejarse de aquellos que habían intentado controlar su vida. Una vez en el suelo, Sofía se encontró con la camarera, quien la guió rápidamente hacia un auto estacionado al otro lado de la calle. Sin perder tiempo, Sofía y la misteriosa camarera se subieron al vehículo y emprendieron una huida vertiginosa. A medida que avanzaban por las calles, Sofía sentía una mezcla de alivio y determinación. Consciente de que debía escapar y no permitir que la atraparan nuevamente. La camarera, apenas dejando ver su rostro, le habló con urgencia: —Hasta aquí puedo ayudarte. Escapa, no dejes que te atrapen otra vez—. Dijo la joven sin dejar de que ella le viera el rostro se alejó corriendo mientras Sofía le daba las gracias una y otra vez. Las palabras de la extraña joven que la había ayudado sin conocerla

A pesar de que había criado al hijo de Lady Lorena como suyo, se daba cuenta de que el joven tenía una nobleza innata. Era un caballero en todos los sentidos, honesto y sincero. A diferencia suya, su hijo de crianza representaba la personificación del bien, lo que debería ser un verdadero caballero. Esta realidad planteaba un dilema para Javier López. Por un lado, sentía ahora una fuerte atracción y deseos hacia Elvira y la idea de tener una relación clandestina con ella lo estaba enloqueciendo. Por otro lado, su hijo de crianza representaba todo lo que él no era, y sabía que sería muy difícil de engañar. Estaba seguro que la defendería con todo. Debía hacer muy bien las cosas, con la ayuda de Victoria, de seguro podría obligar a Elvira a ceder a sus más bajos instintos y pasiones. Era una simple plebeya que accedería a lo que quisiera por salvar a sus padres. Pero Javier…, Javier no era tonto y de seguro se enamoraría de ella. El viejo Javier López se dio cuenta de que debía en

Sir Cavendish miró las cartas, aún sin poder creer que la familia López hubiera sido tan despiadada con ellos. Javier López, el plebeyo, no solo había engañado a todos haciéndoles creer que el hijo de Lady Lorena era suyo, sino que había borrado todo rastro de los Cavendish, y ahora, Javier López, el hombre que Elvira había considerado maravilloso, resultaba ser tan egoísta como aquellos a quienes despreciaba. La ironía era una cruel maestra, y el dolor en su pecho era una prueba de ello. César estaba en shock, su mundo había sido sacudido hasta sus cimientos. El hombre al que había considerado un pilar de honorabilidad y rectitud resultaba ser el autor de una gran mentira. Las palabras en la carta parecían burlarse de él, cada línea una traición, cada palabra un golpe a su corazón. Su padre, el hombre al que había admirado y respetado toda su vida, había tejido una red de engaños que ahora amenazaba con desgarrar todo lo que conocía. Elvira, por su parte, también estaba paralizada