Capítulo 6

Ava Janssen

New York

El vuelo hacia la ciudad de New York, es reconfortante, escogí esta ciudad porque me pareció la más idónea, además nadie se puede imaginar que me fui del país, estaba teniendo unos días de descanso de lo más placenteros, después de haber pasado el jet lag, me dedique a visitar museos, conocí las mencionadas calles de la gran manzana y el famoso parque central, estaba teniendo un par de días de lo más gratificantes, pero tenía que concentrarme en la búsqueda de empleo, no contaba con cartas de referencia, es más estuve actualizando el Curriculum Vitae y no mencionaba mi relación con Cobbs y asociados, no vale la pena seguir teniendo contacto con ellos.

A mis padres les hablé desde el hotel donde me encontraba, antes de venir había hecho un cambio en mi número de móvil, no podrían rastrear donde me encontraba, ya que el número salía como si me encontrara todavía en Londres, les dije que tomaría unas pequeñas vacaciones y que pronto me pondría en contacto con ellos. Ya se habían enterado del divorcio, me imaginaba, pero no estaba dispuesta a recordar ese hecho con ellos, así que le podían preguntar a Bruno, él tendría todas las respuestas a todas sus preguntas.

Después de tomar un baño y pedir el desayuno, entré a una página digital en busca de empleo, me topé con un encabezado de lo más ingenioso, se veían las referencias y comentarios de algunas personas hablando en buenos términos del conglomerado el que estaba en busca de una secretaria ejecutiva.

“Se busca secretaria ejecutiva, la necesitamos para ayer” interesadas presentarse en el domicilio señalado, no importa si no tienes experiencia, nosotros valoramos el esfuerzo de la gente que quiere progresar y trabajar con nosotros. Ponían una página del correo electrónico donde podías mandar tu Curriculum Vitae, También un número de contacto y me decido a marcar en el acto.

Espero a que contesten la llamada, del otro lado contesta una voz de hombre, de seguro es asiste del presidente, se escucha muy educado.

 —Buenos días ¿en qué le podemos ayudar?

—Hola, buenos días, soy Ava Janssen, llamo por lo del anuncio de empleo, quisiera saber si me pueden atender el día de hoy.

—Buenos días, señorita Janssen, por supuesto, si puede mandar su Curriculum Vitae a la dirección del correo que aparece en el anuncio y presentarse en la dirección mencionada, la atenderá personalmente el señor Tommaso DeCostello.

—Muchas gracias, ahí estaré.

Cuelgo, mando el CV y pido un taxi que me lleve a la dirección, el lugar no está lejos de donde estoy hospedada, nos hacemos aproximadamente media hora de camino, al llegar noto que no son las oficinas de la empresa, más bien es una enorme mansión, me bajo del taxi y me encamino hacia la entrada, toco el timbre y hay dos guardias de seguridad.

—Hola, buenos días, tengo una cita con el señor Tommaso DeCostello.

— ¿Su nombre por favor?

—Ava Janssen.

Uno de los guardias teclea en su portátil, ve la información y me mira, de seguro pasaron mi foto que agregué en el CV.

—Puede pasar.

Abren la puerta y hay un joven esperando por mí, vestido muy formal, me sonríe y le devuelvo su atención.

—Buenos días, soy Ava Janssen.

Estiro la mano para saludarlo, él toma la mía y nos damos un apretón de manos.

—Buenos días, señorita Janssen, el señor DeCostello, está atendiendo a otra de las aspirantes, en cuanto termine se encontrará con usted, sígame por favor.

La casa estaba llena de lujo, era casi igual a la de mis padres, desde los pisos de mármol, hasta las paredes decoradas con cuadros de pintores famosos. Seguí sus pasos y nos adentramos a una sala de estar. Sabía que encontraría el trabajo que estaba a mi nivel, esta familia exudaba dinero por todas partes, era lo que necesitaba y sé que ellos me darían el anonimato que requería.

— ¿Quiere algo de tomar?

—Un vaso con agua estaría bien, muchas gracias.

—En un momento lo traen, póngase cómoda en lo que llega el señor Tommaso.

Mientras el empleado se iba, me supuse que era un empleado, por la forma en cómo se refería al señor DeCostello, me siento en un sillón de piel muy suave, la decoración es formidable, la chimenea abarca gran parte de la pared, está encendida y le da una calidad reconfortante a la habitación, es como si te encontraras en tu propio hogar. Llega una encargada con el vaso con agua, le agradezco y se retira.

—Buenos días, señorita Janssen, siento haberla hecho esperar.

Entra un señor muy elegante de aproximadamente unos cincuenta o cincuenta y cinco años de edad a la sala, me levanto del sillón y espero a que se acerque, me extiende su mano y la tomo saludándolo con un leve apretón.

—No llevo mucho tiempo esperando, señor DeCostello, acabo de llegar, gracias por haber aceptado entrevistarme tan pronto, de verdad lo aprecio.

—Dejémonos de formalismos, puedes llamarme Tommaso, el placer es mío y te agradezco el que hayas venido.

No sabía cómo reaccionar a tan efusivo anfitrión, apenas estábamos presentándonos y ya quería que nos tuteáramos.

—Está bien, en ese caso puedes llamarme Ava.

—Perfecto, ahora que dejamos a un lado el formalismo ¿te ofrezco algo de tomar?

El señor se encontraba muy animado, algo que no era común de encontrar en un entrevistador, siempre te encontrabas con gente muy seria y este señor casi le brillaban los ojos por tenerme al frente.

—Ya me trajeron el vaso con agua que pedí, gracias, con eso está bien.

—Perfecto, ya leí tu curriculum y desde ya estás contratada.

Lo mire dubitativa, no era normal que se comportaran como si les estuviera cayendo del cielo o era precisamente eso, ya que su anuncio decían que la necesitaban con urgencia, pero también me supongo que ya había entrevistado a otras postulantes, se me hacía raro su entusiasmo, tanto que hasta he llegado a pensar que hay algo oculto en todo esto.

— ¿Aún sin las recomendaciones de mi trabajo anterior?

—Eso es lo de menos, tus calificaciones son lo más importante para mí, la llamada que hice fue para saber de tu historial académico y es asombroso, puedes iniciar desde mañana si es posible.

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