Capítulo 4

Eryx DeCostello

New York

Por quinta vez me encuentro en una de las cenas organizadas por mi madre, no se cansa de estar exponiendo a estas mujeres, sé que no tienen la culpa, de igual manera sus madres están de acuerdo con esto, ellas son las que organizan sus banquetes y presentan a sus hijas como si fueran ingredientes para un festín, para escoger cual queda mejor.

Me encuentro sentado en la mesa que me asignaron, donde puedo ver a los demás, van llegando los demás invitados, hasta mis otros hermanos llegan, pero no los mandan a la mesa en que me encuentro, me rodearan de chicas casamenteras, como si nos encontráramos en la edad media, mantengo mi postura, todas serán rechazadas, sin excepción.

—Cariño, te presento a Natalie Murphy.

Mi madre llega con una de las susodichas. Me levanto de la silla, hago una inclinación de cabeza. Madre sabe que el contacto con gente desconocida no es de mi agrado.

—Un gusto señorita Murphy.

—Igualmente Eryx, puedes llamarme Natalie.

Espero a que se siente para poder sentarme nuevamente, así me la voy a pasar toda la noche o parte de ella. Mi madre nos deja, no voy a ser el primero que trate de entablar una conversación. En la mesa hay un par de copas de champan servidas, tomo una y le doy un corto trago para saborear, por lo menos se esforzó en conseguir de las mejores.

—Tu madre me ha hablado maravillas de ti.

Escucho que dice y me la quedo viendo por unos momentos. No le contesto, porque en realidad no sé nada de ella y mi interés es nulo al respecto. Me comporto como si ni siquiera la tuviera al frente. Puedo aceptar que la chica es bonita, elegante y podría decir que muy bien educada, como otras a las que he visto pasar.

La detallo y tiene un pelo castaño, lacio muy bien cuidado, su vestido hace juego con el color de sus ojos azules, de lo más normal, parece modelo de revista, se sienta como toda una dama, la analizo al detalle, sé estudiar el comportamiento de las personas, se podría decir que se leerlos. A simple vista se ve muy segura de sí misma, pero en el fondo empieza a incomodarla mi actitud.

— ¿No vas a decir nada?

—No me interesa entablar una conversación contigo.

Respondo tal como me siento, si yo no preparé nada de esto, es el problema de mi madre el que las pone en esta situación, en otro momento tal vez hasta lo hubiera invitado un café o a salir, solo que en estos momentos no me apetecía ser cortes.

—Wow, eres directo.

—Efectivamente, si has sido engañada por mi madre y la tuya, temo decirte que lo que ves es lo que hay, yo no puedo cambiar mi forma de ser porque ellas hayan dicho una cosa diferente de mí.

— ¿Acaso ya tienes novia?

— ¿Por qué la pregunta?

—Nuestras madres han acordado que podíamos formar una buena pareja.

—Ahí está el meollo del asunto, ellas acordaron, no yo, no tú.

—Pero estamos de acuerdo que en nuestro círculo social es lo habitual

—Difiero en ese punto, cuando yo me quiera casar, buscaré a alguien que sea de mi interés.

—Nuestros padres piensan que un matrimonio entre nosotros sería en beneficio de cada una de las familias y de las empresas.

—Eso habla de que se han quedado estancados en el siglo pasado.

—Me temo que he tenido una mala impresión del asunto.

—No lo pongo en duda.

— ¿Entonces por qué aceptaste venir?

— ¿El que te traigan con engaños, no te dice nada? igual a ti te han mentido con respecto a mí, no te puedo ofrecer algo que no puedo dar.

—Ya que estamos aquí por lo menos tratemos de que las cosas no se vean tan tensa.

—Como digas, pero no voy a endulzar mi forma de ser.

Con estas palabras su incomodidad es visible, veo que Dante se quiere acercar y madre no lo deja, mis hermanos tienen las manos atadas, no pueden hacer nada cuando se trata de este tipo de encuentros y como madre ve que estamos hablando supone que ya hay algún tipo de conexión entre Natalie y yo, por eso no permite que nadie se acerque.

—Ten por seguro que lo que menos quiero es que cambies tu forma de ser, me agradas porque no dejas que te impongan, en mi caso no es lo mismo, en cualquier momento puede llegar otro prospecto y mis padres van a arreglar con sus familiares y van querer que me case con él.

—Pues déjame decirte que haces mal, no es que quiera que le lleves la contraria a tus padres, solo que se me hace una idea pasada de moda, uno debe buscar su propia identidad y no ser movido como marioneta.

—Disculpa, voy al tocador.

Se levanta de la silla, claramente veo como una lágrima baja por su mejilla, mi madre en automático viene hacia mí.

— ¿Qué le dijiste, Eryx?

—La verdad, que no me interesa en absoluto.

— ¿Cómo puedes ser tan insensible?

—Ella estuvo de acuerdo en que fuera tan directo, así no se hacía una idea errónea de mí.

—Eres insufrible.

—Te puedo asegurar que no está llorando, debe estar agradecida que le abrí los ojos.

—Qué te da el derecho a lastimar así a las personas.

— ¿Quieres saber algo, madre? la época donde casaban a la gente por el bien de las empresas, es una idea que ya pasó de moda, es ridícula y le quita el poder a las personas el poder elegir por ellas mismas.

—Es que tampoco lo haces.

—Porque no es el tiempo de hacerlo, yo veré para cuando estaré listo.

—Nunca lo vas a hacer, voy a morir vieja y sin nietos.

—Puedes dejar el drama de una vez, aquí nadie se va a morir porque no va a poder ver a un par de niños corriendo por todos lados, tirando y ensuciando todo lo que tocan.

—Contigo no se puede.

Se marcha y me deja en la mesa para ver quién es la siguiente, no tomé el tiempo, pero me parece que Natalie ha batido el record de permanencia.

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