Capítulo 4: Eres Mía.

No olvides regalarme tu reseña y estrella. 

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POV: Christopher.

Bajo del nuevo auto que compré, las instalaciones de esta universidad son pequeñas a decir verdad. Inmediatamente la mirada de todos cae contra mí, mis oídos tienen la habilidad de escuchar más a fondo todo, los suspiros y halagos por parte de las adolescentes me aturden.

"Parece ser que nunca han visto a un verdadero hombre por aquí"

*¿Desde cuándo tanto ego Carter?*

"Quizá desde que no hemos estado con una mujer, o sea siglos"

Ruedo los ojos y busco las oficinas. Llego hasta un escritorio en dónde una mujer que aparenta unos cincuenta años está pintando sus uñas con un barniz morado.

-Disculpe- llamo su atención y cuando me mira abre los ojos enormemente.

-Soy Christopher Conrad.

-Y yo Greta- suspira. 

Este comportamiento empieza a enfadarme, le muestro mi licencia comprendiendo que yo soy el nuevo docente de esta institución.

-Oh ya veo, profesor Conrad bienvenido a la universidad tecnológica UDSEP.

Una vez me dan el alta en el sistema, busco el aula en dónde deberé impartir. 

Las chicas se me quedan viendo descaradamente mientras otras usan sus celulares para sacarme fotos. 

Al girar siento una extraña opresión el pecho. Un sudor frío recorre mi nuca y una ansiedad enorme llega a mi sistema.

Respiro profundo y un delicioso olor a Vainilla y rosas se mezcla con el oxígeno.

"MÍA, nuestra mate, es ella".

Carter está desesperado y lucho con él para impedir que salga.

"Busca a nuestra Mate ahora".

Por primera vez acato sus órdenes, el olor viene de la puerta que dice salón quince, sin más preámbulos la abro inhalando esquisitamente la fragancia de vainilla.

Es ahí cuando la veo, estoy seguro, esa chica es mi mate. Me mantengo serio y sé que debo actuar "natural", no puedo saltar encima de ella como un loco.

-Buenos días jóvenes, me presento, soy Christopher Conrad su nuevo profesor de Filosofía. 

Todos absolutamente todos me ven con asombro. Dejo de lado los halagos y me concentro solo por hoy.

"Tenemos que tenerla, proclamarla nuestra hemos esperado por mucho".

*Lo sé Carter, buscaré el momento tenemos que saber todo de nuestra Luna*

Corto el link con mi lobo y uso todo mi control para continuar.

-Bien, pondré el nombre del tema en la pizarra, posteriormente se pondrán de pie y se presentarán para  conocer sus nombres.

Escucho un mal comentario de parte de un joven, agudizo el oído para saber cómo lo llaman los demás, y le confronto.  Una vez coloco el título de la clase en la pizarra me giro y observó su rostro, sus ojos.

—Háganme el favor de presentarse-. Con la lista en la mano todos se ponen de pie y hacen lo que les pedí, no obstante solo escucho lo que dicen pues mi mirada está clavada en ella. 

Sabe que la estoy observando y baja la cabeza avergonzada. Cuando es su turno mi corazón late más rápido de lo normal y una enorme felicidad llena mi sistema.

-Yo soy Andrea Ramos, y tengo diecinueve años-. Es la humana más hermosa que he visto, sus ojos son azules y puedo darme cuenta que es de las únicas con ojos de color en el aula, su piel es muy pálida y blanca, su estatura es bastante baja estoy seguro que no llega al metro sesenta.  Su cuerpo tiene una figura como reloj de arena, una cintura estrecha y pequeña, las caderas grandes al igual que sus pechos. Usa maquillaje más del que me gustaría, sus labios están teñidos de un rojo carmín.

—Gracias señorita Ramos, siguiente.

"Gracias a la luna, la hemos encontrado".

Sonrío como un estúpido y me debato a explicar el tema, una vez la campana suena todos salen rapidamanete, estoy por llamarla cuando la misma chica que se sienta frente a ella la saca del aula 

Un gruñido frustrado sale de mis labios. No aguanto el no poder tocarla.

Salgo con una demente intención de sacarla de la universidad y llevarla conmigo. Camino por donde su olor me guía. Esta comprando su almuerzo y despidiéndose de la misma chica.

Agudizo el oído para escuchar su conversación.

-—Cuando termines no olvides tomar tus medicamentos, yo tengo reunión con el equipo de básquetbol- le dice a mi mate, está asiente y se alejan la una de la otra.

Me ubico en una esquina para evitar que la chica me viera.

"¿Por qué dijo medicamentos?,

¿Nuestra Mate está enferma?"

Ignoro a Carter, quiero seguir observando cada paso que dé, no luce enferma realmente, aunque no puedo evitar preocuparme. Se sienta en una mesa alejada, sola . Cuando termina de comer saca un frasco de su mochila y lo abre, son pastillas, toma dos con una botella de agua y pone una mueca lo cual me parece lo más tierno del mundo.

Luego de ello coloca unas gotas a su jugo y lo bebe, es ahí cuando sus ojos se topan con los míos.

Rápidamente me alejo, no quiero que piense que soy un psicópata.

Las horas pasan y cuando llega el momento de salir me apresuro a buscar el olor de mi mate. Doy con él y lo sigo. 

Esta cruzando la calle, lleva puesto los auriculares de su celular escucha una canción en inglés. Subo a mi auto y la sigo sin que se de cuenta, llega a una casa pequeña, se adentra y yo bajo para entrar. Afortunadamente no ha cerrado con llave, trato de hacer el menor ruido posible.

"Aquí vive nuestra luna".

Es una casa pequeña, no tiene muchas cosas en ella, las paredes tienen manchas de humedad, y no veo rastros de algún equipo de calefacción,  no merece vivir en este lugar, debe estar en nuestro «hogar».

Me acerco a la puerta de su habitación la cual está abierta y la veo tratando de elegir que ponerse.

Tiene el torso desnudo, lo único que la cubre es un sostén azul de encaje, sus brazos están cruzados, mantiene la vista puesta en dos blusas sobre su cama. La habitación es pequeña, está repleta de dibujos pegados en la pared y adornos. 

Es perfecta, me contengo demasiado para no saltar sobre ella. Parece al fin decidirse porque toma una blusa de mangas largas color  negro y escote redondo pero pronunciado, se la coloca de espaldas viendo un espejo. 

-Tengo que llegar rápido al trabajo antes de que me pongan retraso- susurra para si misma.

«¿Ella trabaja? Pero es solo una niña, lo es para mí. A mi lado no le faltará absolutamente nada»

De pronto su cuerpo se tensa y su corazón empieza a latir frenéticamente. Sus ojos están puestos en un punto fijo en el espejo.

M****a me ha visto reflejado gracias al mismo objeto.. No hay marcha atrás, salgo de mi escondite entrando a la habitación.

- ¡No, alejese de mí!- grita aterrada, duele que nos tenga miedo.

Corre al otro extremo de la habitación y toma la lámpara que yacía conectada sobre su mesita de noche, amenazandome con ella.

-Por fin, después de dos siglos te he encontrado- frunce el ceño y toma fuertemente el aparato de sus manos.

-¡Salga de mi casa ahora o llamaré a la policía!— Niego con la cabeza y un suspiro cansado sale de mis labios.

-Pensé que nunca te encontraría, y ahora qué te tengo no te dejaré ir.

Me acerqué. Andrea retrocedió hasta chocar con la pared, escuchaba su respiración, su corazón y olía su miedo.

-Eres mi mate. Mi Luna.

-Está equivocado, váyase de 

mi casa- .Y sentí como estrelló la copa de la lámpara en mi cabeza. Retrocedí por instinto, lo cual le facilitó correr.

Gruñi molesto, me apresuré ha alcanzarla. Justo cuando estaba por abrir la puerta de la entrada, la cerré con la palma de mi mano. Arrinconándola contra la pared nuevamente. La tomé por la cintura y respiré el olor de su cuello.

-Tu aroma se a convertido en mi droga favorita- susurré dejando un casto beso sobre el hueco de su cuello.

Su cuerpo temblaba como una gelatina bajo mi toque, la miré a los ojos y estos se cristalizaron.

- No te haré daño, eres mía tanto como soy tuyo.

-Yo, no le pertenezco a nadie¡ sueltáme!- se removía entre mis brazos pero lo único que logró fue que la tomara con mayor fuerza.

-La diosa luna te eligió para mí, eres mía desde ahora Andrea.

-¿Qué dices? Estás demente. No me salgas con los cuentos de las historias, ¿qué sigue me dirás qué eres un hombre lobo y tú mejor amigo es un vampiro homosexual?

Su suposición no estaba del todo fuera de lugar, era un licántropo, aunque por nada del mundo tendría como amigo a un asqueroso vampiro.

-Y si te dijera que tienes razón en lo que haz dicho, soy un lobo- frunció el ceño y no esperé lo que hizo después.

Empezó a reír, su risa era de lo más hermoso que había oído en mi vida.

-Claro, esto tiene que ser una broma de Luciana, ¿en dónde está eh?- se giró mirando el pasillo y empezó a gritar su nombre.

-Ella no está aquí, no es una 

broma-gruñi.

- Sueltáme ya, esto tiene que ser una broma solo ella sabe lo que me gusta leer, sobre todo que dije que jamás llegaría un dios griego a impartir clases.

-Así que te parezco un dios griego- sonreí cínicamente.Andrea se ruborizó y bajo la cabeza.

- Tu eres mi mate, soy un lobo Andrea.

Una vez más volvió a reír y negar con la cabeza, ya no parecía asustada si no abrumada y enfadada.

-¡Basta! Déjame está estúpida broma terminó, tengo que irme, dile a Luciana que caí en su maldito juego, no tengo la menor idea de cuánto dinero te pagó por esto, pero conseguiste darme un gran susto.

Retrocedí molesto, la tomé de su muñeca y la arrastré hasta el centro de la pequeña sala.

-¿No crees que soy un lobo y yo soy tu mate?, bien te lo demostraré. 

A una velocidad sobrehumana me quito la mayoría de la ropa quedando solamente en boxers. En su rostro veo asombro y vergüenza.

-Pero que... 

Cuando está por darse la vuelta y correr de nuevo, arraso con un gruñido de lobo. Esta me ve con horror cuando empiezo a transformarme, Carter está emocionado por mostrarse con su mate, pero yo solo deseo que nos acepte.

Mis huesos crujen, mi peso es detenido por cuatro patas y se que ahora puede verme a mí como un gran lobo. Mi tamaño es tan grande que apenas cabe en la estancia.

Me acerco a ella, ni siquiera parpadea. 

-No puede ser-murmura. Su corazón que latía frenéticamente empieza a ir más lento y su pulso a regularizarse. 

Andrea se tambalea un poco y sus ojos se cierran, su cuerpo crea un sonido sordo al caer desmayada al suelo. 

Preocupado me convierto de nuevo en mi forma humana colocándome el pantalón para no estar desnudo.

-Andrea- la muevo pero no reacciona, su cuerpo está laxo y una extraña opresión se filtra en mi pecho. La cargo y llevo de vuelta a su habitación, recostándola sobre la cama. 

-Ahora que te he encontrado no te dejaré ir.- Tomo mi celular que se encontraba en la bolsa de mi pantalón y marco el número de Camilo mi beta.

-Hola, ¿cómo te la estás pasando?- responde mi beta.

-Deja eso para después, encontré a mi mate Camilo, encontré a nuestra Luna, y además es una humana.

Una carcajada estruendosa es lo único que obtengo como respuesta.

-Vaya forma de vengarte por perder la apuesta.

- No estoy jugando, encontré a nuestra luna, es una estudiante de la universidad- suelto con autoridad, el silencio muestra que se está tomando el tiempo de asimilar lo que acabo de decir.

-Por la diosa luna no lo puedo creer, eso es fabuloso, ¿y dime qué planeas hacer para decirle que eres un lobo?

- Ya se lo dije, me transformé en frente de ella, de hecho se desmayó.

-¡¿Qué hiciste que?!- alejo un poco el celular de mi oreja por el grito de Camilo.

-¿Cómo se te ocurre decirle todo esto así como así? Con que razón se desmayó. Si es cierto que es una humana ella son frágiles.

Masajeo el puente de mi nariz, él tiene razón, no tomé en cuenta nada de esto.

-Es perfecta Camilo, me la llevaré de aquí.

-Espera, ¿piensas traerla a Gran Bretaña así como si nada?

-No pensarás que ahora que la he encontrado después de estos años me iré sin ella.

En cuanto despierte haré que empaque sus cosas y vaya conmigo.

-Christopher no estás pensando con claridad, no planearas secuestrar a una adolescente de yo que sé, ¿cuántos años tiene?

Suspiro. 

-Diecinueve, es una de mis alumnas.

-Es muy joven, Christopher ella debe tener una vida, amigos, familia, incluso como lo dijiste está estudiando en la universidad, no puedes quitarle todo esto.

Necesitaba pensar con claridad, y Camilo no me estaba ayudado en nada.

-Te llamaré después, coméntale lo sucedido a Alan, pero solo a él, que nadie más se entere- cuelgo el teléfono y dejó salir el aire que tenía contenido.

-¿Qué haré contigo hermosa?

Acaricio su rostro y sin evitarlo por más tiempo, la beso.

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