La verdad es amarga

POV ISABELLA

El camino hasta llegar a su oficina se me hizo una eternidad, la casa en la que vivíamos después de nuestro matrimonio era enorme y más considerando que yo era prácticamente la única persona que vivía aquí. A veces imaginaba que esta casa tenía habitaciones secretas como en las películas de terror, pero por mi salud mental me negaba a imaginarlo y dedicaba la mayor parte de mi tiempo a arreglar el hermoso jardín que tenía esta casa. Sin duda estaba orgullosa de lo que había logrado con ese lugar.

Decidí apresurar mis pasos, ya que el valor se me disminuía a medida que avanzaba.

Al llegar a su oficina me invadió un miedo inexplicable al tocar la puerta, Nikolas se enojaba mucho si alguien lo molestaba de repente y le hacia interrumpir su trabajo como CEO de la empresa de su familia.

—     ¡Vamos Isabella! Es ahora o nunca — Con el poco coraje que me quedaba decidí tocar dos veces y espere varios segundos hasta que alguien contesto:

—     Pase — Una voz tan misteriosa a la cual ya estaba completamente acostumbrada me respondió.

La oficina de Nikolas era sin duda una maravilla, tenia una enorme ventana que le permitía observar la ciudad con detalle; era un poco decepcionante que fuera de noche y no se pudiera apreciar del todo.

Al entrar lo pude mirar en su silla recostado, con una copa de whisky en la mano, se veía tan imponente de esa forma que me dejo sin palabras por un momento, después me di cuenta que tenia los ojos cerrados, ya que los abrió al sentir mi presencia frente a el:

—     Disculpa que te molesté, pero necesitaba hablar contigo — Le dije apartando mi mirada y bajándola por los nervios que sentía.

No me contesto inmediatamente, ya que lo escuche suspirar pesadamente, beber un trago de su copa y tomar un poco de valor para dirigirme la palabra.

—     Yo también necesito hablar contigo Isabella — Escuchar mi nombre en su voz tan profunda siempre me pareció algo excitante, mis ideas locas imaginaban que él lo decía de una forma diferente a los demás.

—     Si bueno, primero necesito decirte que…

—     ¡Quiero el divorcio! — Pude sentir como mi corazón se detuvo por un momento al escucharlo decir esas palabras.

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Siempre había pensado que la época de otoño era la época más triste de todo el año, no me gustaba observar cuando las hojas caían al no poder permitirse los árboles cuidar de ellas, era una época tan difícil para ellos.

Curiosamente imaginaba que eso era cruel, pero sin duda era necesario para que los árboles siguieran existiendo.

Mi percepción de esta época no mejoro al encontrarme frente al juzgado donde me case, con un frio que erizaba mis manos, nariz, pies, etc. Y con una lágrima solitaria que se posaba sobre mi mejilla, si se preguntan esta lágrima representa el fin de un sueño que nunca se pudo hacer realidad.

Recordar ese momento todavía me hace sentirme humillada.

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Estaba completamente en shock, no podía creer que me estuviera pidiendo eso.

—     Pero, pero… ¿Por qué? He sido una buena esposa para ti — No podía ocultar el pánico en mi voz, no entendía porque me pedía eso en este momento.

—     Isabella seamos sinceros, este matrimonio fue un error que solo nos ha hecho sentir miserables a ambos — Imaginaba que esas palabras ya no significaban mucho para mí, después de haberlas escuchado tanto tiempo; pero la verdad es que no, eran como pequeñas heridas que al ser consiente de ellas, transmitían un dolor insoportable.

—     He hecho todo para que seas feliz a mi lado y nunca me has dado una oportunidad — Estaba conmocionada, pero dentro de mi quería recriminarle que; si este matrimonio nos había hecho infeliz a ambos, era principalmente su culpa.

Todo este tiempo estuvo sentado sin darle mayor importancia a las palabras que me decía y lo que estaban provocando en mí, así que decidió levantarse y observar la oscuridad de la noche que podía brindarle la ventana de su oficina, aclaro un poco su garganta y dijo:

—     Si no te di una oportunidad es porque…no te amo y nunca lo hare.

En este punto me pregunte como una persona podía ser tan cruel con sus palabras y no pude evitar cerrar los ojos para impedir que me viera llorando.

—     Nuestro matrimonio fue un capricho de mi madre, lo que tu tenias que haber hecho era no haberlo aceptado y no habernos metido en esto desde un inicio.

—     Tu sabes porque lo acepte ­— Lo que Nikolás creía es que acepte este matrimonio por las complicaciones financieras de mi padre y que solo podían resolverse si podía unir mi apellido con su familia; el jamás supo que yo realmente lo amaba y que lo de mi padre fue solo un motivo más.

—     Lo sé, ahora ya lo tienen y no hay necesidad de seguir con esta estupidez; es momento de avanzar y de seguir cada quien con su propia vida — Me dijo sin apartar la vista de la ventana.

Estaba completamente devastada, pero cuando Nikolas menciono lo de seguir cada quien con su vida me dejo pensando seriamente en algo, él ya se veía sin mí y con… ¿Alguien más?

Así que solo imagine que todo esto debía ser provocado por una razón.

—     Es por ella, ¿verdad? — Sentí un gran nudo en mi garganta que me dejaba con una voz tan débil que apenas si podía ser escuchada

Sabía que esto pasaría en algún momento, pero no quería aceptarlo aún.

—     Así es…regreso y quiero estar junto a ella — Solo en ese momento fue cuando se dignó a mirarme y pude observar la determinación en su rostro.

Nunca entendí como una persona como Nikolas podía estar perdidamente enamorado de una mujer tan vil como ella, era una persona tan despiadada que nunca le importaron los sentimientos de las personas que la rodeaban y menos los de él, no entiendo porque no se daba cuenta. Ella lo abandono cuando pudo, ahora ella regresa y el ¿Vuelve arrastrándose a sus pies?

—     Por fin tenemos la oportunidad de estar juntos y no quiero que estorbes en nuestro camino —Me estremecí porque eso me lo dijo de una forma intimidante, como una amenaza que estaba lista para cumplirse.

Aquí fue cuando comprendí que esta batalla la tenía perdida, el me iba a dejar por la mujer que era la hermanastra de su esposa…la vida es tan ridícula a veces.

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Al sentir el frio sobre mis mejillas instintivamente toque mi vientre; si había algo que no iba a permitir, era que me volvieran a humillar de esa forma, por eso estaba aquí por mí misma; sentada en la oficina del abogado que había contratado mi esposo para hacerlo oficial de una vez por todas.

Estaba un poco distraída cuando lo vi llegar.

*¡Maldita sea! Hasta para hacerme sentir miserable tiene que verse tan bien* Pensé, ya que vestía un elegante traje oscuro, una camisa gris y estaba perfectamente peinado, cuando me vio solo dijo:

—     Hagamos esto rápido — Me dijo sentándose a mi lado y apenas tomándome importancia.

—     ¿Por qué? ¿Acaso ella te está esperando? La paciencia debería ser una virtud Nikolas — Se que sonaba realmente molesta por la situación, pero no pude ocultar la forma en cómo me sentía.

—     A decir verdad, si…haremos un viaje esta noche — No tenía ni el más mínimo descaro en decirlo, solo pude soltar una risa amarga.

De repente apareció el abogado y se sentó frente a nosotros.

—     Bueno…esto es muy sencillo, los términos de la cancelación del matrimonio ya están capturados, lo relevante es decirle a usted señorita Isabella Bennett que el señor Nikolas Walker acepta dejarle la mitad de los patrimonios que se obtuvieron solo al momento de casarse, lo que corresponde: una casa en la quinta avenida, un auto último modelo y se puede quedar con los regalos que el señor le ha dado durante su vida de casados.

Esto era lo único que había encontrado típico en Nikolas, cuando hacia algo que estaba mal solía dar regalos lujosos; como olvidar cuando en vez de un viaje por luna de miel, nunca llego a la casa y recibí un collar con diamantes incrustados al otro día o cuando en vez de aniversario obtuve un abrigo exclusivo de colección limitada, solía pensar que eran pequeños detalles que mostraban su arrepentimiento, pero luego comprendí que eran tristes regalos de consolación, dados por una persona que no le importaba como pudiera hacerte sentir con sus acciones.

—     No necesito nada señor, no quiero algo que provenga de el — Le dije firmemente y Nikolas solo sonrió sin decir nada.

—     Pero señorita, lo que le ofrecen son millones de dólares, ¿Planea usted dejarlo así sin más? — Me dijo el abogado muy conmocionado y sin creer lo que estaba diciendo.

—     Así es y si me permite…—Le arrebate el documento que tenia entre las manos, tache los términos y firme las hojas sin más.

Los dos estaban muy sorprendidos por lo que acababa de hacer, pero ya fui lo suficientemente humillada para querer que esto se alargara más de lo que debía, ahora tenía otra cosa más importante en que pensar y ya no quería seguir viendo la cara de la persona que me lastimo tanto, así que tome mi bolsa y quise salir del lugar inmediatamente, sin voltear a ver a ninguno de los dos; pero antes de salir lo escuche decir tristemente:

—     Lo siento por todo Isabella.

—     Yo también lo siento Nikolas — Le respondí sinceramente y con las lágrimas empezando a brotar de mis ojos.

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