En cuanto Rafael entra a la habitación, Luz se pone a llorar y le extiende los brazos, él no se lo piensa dos veces.
-Mi niña, ¿qué pasa? – le dice pegando su mejilla a la cabeza de la chica -.
-Rafael… lo único que me faltaba… - le dice sollozando -, estoy embarazada.
Todo el cuerpo de Rafael se tensa, pero no porque ella esté embarazada, sino por el recuerdo de cómo eso sucedió.
-Ya, ya… no llores, eso no le hace bien a tu bebé, porque supongo que lo tendrás, no me imagino a Luz Méndez…
-Sí, pero estoy pensando en darlo en adopción. No lo sé, tengo que pensarlo muy bien.
-Bueno, tienes varios meses para pensarlo – él se aparta de ella y con sus pulgares le limpia las lágrimas.
-Creo que sí.
-¿Podrás irte a casa?
-Sí, en cuanto se termi