Falso Alfa
Falso Alfa
Por: Valkyria Wolf
Prólogo

Leticia apretó los ojos con fuerza al sentir el látigo golpear justo al lado de ella astillando el suelo. Al menos se había movido los milímetros necesarios para que no la golpeara. Uffff, al menos un alivio. A pesar de tener los ojos cerrados sus oídos seguían igual de afilados. Pero podía jurar a los cuatro infiernos que a esa altura tenía al menos una costilla rota. Un puño pasó rozando su mejilla  no impidiendo que su labio inferior se rompiera y por consiguiente la sangre corriera por su la barbilla. Lo último que le faltaba. Ahora como justificaría eso. Tenía una imagen que mantener.

Tuvo un impulso de gruñir y demostrarle a los que la tenían allí que ella no era una cachorra indefensa y que podía dejarlos noqueados en solo segundos. Mas se contuvo, más bien,  todo ese tiempo no gritó ni una sola vez a pesar de estar de rodillas, con las manos atadas en la espalda y siendo golpeado una que otra vez si podían asentarle.

Había sido prácticamente arrastrada hasta un edificio que aunque por fuera pareciera en ruina, su interior estaba medianamente acomodado. La tiraron dentro de una sala donde había otras personas más sin permitirle explicar lo que había pasado antes. Y por el denso olor que inundaba ese lugar pudo definir que la mayoría eran lobos de categoría alfas. De que se había metido en problemas, se había metido porque aunque las cosas ya no eran como antes donde los alfas eran los dueños de la manada, tener genes de este género los hacían superior a ella.

Ahh, la sociedad había cambiado tanto que las historias de amor entre alfas, loba omega rechazada, y el resto de la manada parecían simples cuentos de fantasía. La realidad era diferente y todos habían cambiado. Biológicamente hablando.

Pero no era momento de pensar mucho. Bueno si, Leticia maquinaba como salir viva de aquel lugar, al menos manteniendo su virginidad. Porque perderla, además… la vida no podía seguir siendo más asco de lo que era ya ¿verdad?

La habían agarrado del cabello y empezado un intento de interrogatorio preguntándole una y otra vez cosas como para quien trabajaba o su objetivo.   Cada vez les respondía que no sabía y que no tenía nada que ver que era la pura verdad, obvio. Pero por lo visto ninguno tenía la intención de creerle y dos neuronas de más en la cabeza para darse cuenta que ella era una loba, y que con su fisionomía no aguantaría mucho antes que colapsara. En resumen, ellos eran unos lobos cabeza hueca. Se notaban que estaban molestos por lo sucedido antes, pero no era para que se pasaran así.

Unos pasos retumbaron desde una puerta y todos se detuvieron mirando por encima del hombro.

-Jefe- uno de ellos exclamó cuando un joven lobo apareció caminando hacia un sofá grande y lleno de cojines y se dejó caer como todo el magnate que se creía.

Leticia había abierto los ojos cuando el olor penetrante de él había opacado el de los demás. Así que aquel era el promotor de todo aquello. No era un lobo débil. Demonios. Lo que le faltaba. La cosa se ponía más fea.

Leticia lo miró soltando por fin un jadeo no sabía si de asombro o algo más. Era alto, podía estar en los 1.90m con mucha facilidad y le pasaba con creces no solo a ella, sino a todos los presentes en la sala. También era joven, quizás unos 25-26 años, eso no quitaba que fuera menos intimidante, todo lo contrario. Como que había que considerar si molestarlo o no. 

Sus hombros anchos y pecho bien definido que incluso se marcaba sobre el pullover que se ajustaba a su estrecha cintura y el pantalón de cuero negro a los gruesos muslos trabajados y largas piernas. Vaya cuerpazo se echaba el maldito lobo. De envidia, y lo cómico es que al parecer estaba al tanto de ello porque la ropa apretada le quedaba como anillo al dedo. 

Llevaba el cabello rubio oscuro, casi como un color miel, pero dada la iluminación no podía definirlo, algo más largo en la parte de adelante que en la de atrás, donde su flequillo de lado acariciaba su frente en una agradable onda, y dejando a la vista una argolla plateada en una de sus orejas. Pero lo más destacable de él no era tanto su físico que estaba de bomba, había que reconocer, o su presencia. Dios eran aquellos ojos, que danzaban entre lo verde y azul, era difícil de definir y que la estudiaban de arriba abajo acusadoramente. Hermosos y a la vez intimidantes.

-¿Fue ella?- preguntó poniendo su brazo sobre el espaldar del mueble.

-Si jefe, la encontramos junto a nuestro compañero- el tipo que la había estado amenazando con el látigo que dé a saber dónde lo había sacado respondió.

-Lo he repetido más de una vez, no fui yo, solo lo ayudé. Ay con esta gente inepta- replicó Leticia con una vena latiendo en su sien antes de tener que correrse antes de casi recibir otro puñetazo en la cara y pensó que si le hubieran dado le hubieran desencajado la mandíbula. Sí, porque ellos iban con todo, lástima que ella era rápida para esquivar los golpes.

Rayan miró a la joven delante de él y alzó la ceja. Los reflejos de la pequeña mujer eran bastante afilados por lo que notaba. Y a pesar de que ella también olía a alfa, no presentaba muchas características que le acreditaran como tal, sobre todo porque no era muy común ese gen en lobas. Pero él no era nadie para juzgar, ni tampoco le interesaba, no era como si la volviera a ver. Se pasó la lengua por aquellos largos colmillos de alfa que eran utilizados para marcar la sensible nuca de un omega y que él no retraía en ningún momento, mostrando así su dominio. 

Se levantó del sofá y se acercó a la chica arrodillándose delante de ella. Sonrió de lado y los integrantes del grupo se pusieron pálidos sabiendo que significaba aquello.

-Te doy cinco segundos para que me digas para quien trabajas o sino…- Rayan sacó un cigarro del bolsillo del pantalón y lo prendió con un elegante movimiento a pesar de que quería parecer aterrador, que de por sí lo era –Quemaré cada parte de tu cuerpo hasta que me lo digas-

Leticia se mantuvo quieta, prácticamente sin respirar viendo como el cigarro se iba consumiendo lentamente por la llama en los largos dedos del alfa. El sudor cubrió su espalda y su frente y simplemente sonrió. 

Aquello iba a doler.

Maldito alfa

Términos para aclarar dudas ya que esta novela de hombres lobos tiene matices del mundo omegaverse.

Sé que hay personas que no están relacionadas con este mundo, sobre todo si no lee sobre la temática de romance gay donde es más explotado, de todas formas les dejo esta resumida guía para que tengan una idea.

En esta novela los lobos han evolucionado y la sociedad se divide en tres géneros los alfa, los beta y los omega. Tienen unas diferencias muy particulares, sobre todo entre alfas y omega, los dos extremos de la jerarquía.

Lobos con genes Alfas

Están en la cima de los tres géneros. Posee colmillos que puede retraer a voluntad permitiendo morder a su pareja para marcarla como suya e intimidar a aquello que deseen atacarlos. Cuentan con un periodo de celo, uno que ocurre cada seis meses y dura unas veinticuatro horas aproximadamente donde su deseo sexual es tan intento que no reaccionan a su alrededor. Su olor es muy fuerte y penetrante y sus feromonas pueden hacer entrar en celo a un lobo omega así como hacerlo temblar de miedo.

Por naturaleza buscan los lobos omegas dado que es más fácil tener crías con ellos y nacen más fuertes. Poseen la llamada Voz que es un tono que subyuga a los omegas, a los betas y a los lobos con genes alfas más débiles.

Lobos Betas

Básicamente son los lobos comunes, de tamaño constitución. No son tan fuertes como un lobo alfa. Su olor corporal es muy suave, apenas perceptible. Tienen la libre elección de formar una relación con cualquiera de los tres géneros, claro que procrear es más fácil entre dos lobos beta que entre un beta y un alfa, o que en una pareja de beta y omega, no es imposible, pero si difícil.

Lobos Omegas

Son lo más débil de la sociedad. Tanto varones como hembras, poseen aparatos reproductores femeninos (útero y ovarios), y son perfectamente capaces de concebir siempre y cuando sean fecundados por un alfa y rara vez un beta. Sin embargo, los omegas tienen una característica muy importante que son los celos que ocurren cada tres meses y dura tres días aproximadamente en los que sus niveles hormonales se disparan y se ven firmemente necesitados de buscar un alfa para "aparearse" con él. Los omegas, al igual que los alfa, desprenden un olor muy característico que los permite identificarse entre sí, debido a las feromonas que expulsan. Es durante la época del celo donde estas aumentan de tal manera que el alfa es capaz de notar el celo en ellos.

Los omegas tienen un llamado especial a su alfa, es completamente involuntario y provoca que el alfa en cuestión tenga una inmensa necesidad de proteger al omega. Supuestamente tienden a ser tranquilos y sumisos, se encargan de cuidar a los hijos. Pero al igual que con los alfa, este es el estereotipo y no tienen por qué seguirlo.

Lobos Deltas

Son aquellos alfas que han sido mordidos por otros lobos alfas. Su cuerpo sufre transformaciones. Solo son sumisos a esos alfas, pero suelen ser muy agresivos. Sus colmillos se vuelven negros y su olor putrefacto. Es una humillación total y tienen que vivir con ello.

Marca temporal

Mordida en algún lado del cuerpo que marca a un alfa o beta como parte de su manada. En los omegas también funciona así pero el estímulo es mucho mayor y los vuelve más sumisos a ese alfa.

Enlace

El enlace se hace entre un alfa y un omega, donde el lobo alfa muerde la nuca del omega inyectando de toxinas su nuca y enlazándolo de por vida con él. Un beta no puede marcar a un omega, ni un alfa a un lobo beta. Solo el lobo alfa puede romper el lazo pero ambos entran en una gran depresión

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