EL ALFA DESPIADADO Y SU LUNA FALSA.
Yo era Anya Monroe.
Doctora de urgencias, esposa fiel y madre devota.
Hasta que una noche, descubrí que todo era una mentira.
Mi esposo no estaba trabajando horas extras.
Estaba viviendo otra vida.
Con otra mujer.
Con otro hijo.
Por cuatro años me mintió y dormí al lado de un hombre que pertenecía a una de las mafias más temidas del país.
Y cuando quise huir, cuando tomé a mi hijo y corrí como alma que lleva el diablo, el destino me golpeó con todo: mi pequeño enfermó.
Sin dinero. Sin familia. Sin esperanza.
Lía fue la luz al final del túnel.
—Puedo salvarte. Pero tienes que fingir que eres una de ellos.
—¿Ellos? —pregunté.
—Una loba.
No supe qué era peor: la desesperación o la ignorancia.
Porque no sabía qué significaba ser una loba. No sabía nada de su mundo, de sus leyes, de sus instintos primitivos.
Solo sabía que mi hijo se moría.
Y que haría cualquier cosa por salvarlo.
Así que me case con él.
Un hombre de mirada ardiente y voz de tormenta.
Su nombre es Rowan Blackwood, Alfa de la manada del Cazadores.
Es frío. Implacable. Letal.
Y desde el primer segundo en que me tocó, algo en mí se quebró… y renació.
Porque no debería desearlo.
No debería anhelar su boca, su cuerpo, su olor salvaje.
No debería querer comérmelo entero.
No debería quedarme en su cama sudorosa, temblando, gritando su nombre como si mi vida dependiera de ello.
Pero lo hago.
Porque algo en mí ha cambiado.
Y lo más aterrador no es que esté fingiendo ser una loba… Sino que, cada día, me siento menos humana.
Y más suya.