Con sigilo, Sasha entró en la habitación.
A la tenue luz procedente del exterior iba despojándose poco a poco de su ropa y dejándola caer al suelo.
Cuando alcanzó el lecho estaba completamente desnudo.
Como un felino se aupó a la cama y empezó a gatear por ella.
Lo hacía despacio, a través del cuerpo cubierto del durmiente castaño para terminar mirándole fijamente.
Le observó dormir.
Plácidamente.
Elevando una mano, Sasha acarició el rostro del joven y éste abrió los ojos.
-¿Sa…Sasha? Ya estás aquí- susurró Dylan con una tenue sonrisa.
El moreno se la devolvió sin dejar de acariciar su mejilla.
-Sí-
-¿Qué… qué has estado…-
No dejándole hablar, Sa