Bautizo
Luego de una tarde de comprar vestidos y zapatos, Cody invitó a Ava a cenar, no sin convertirse en el centro de atracción a dondequiera que iban o lugar al que entraban.
—¿Tengo algo en el rostro? —preguntó Ava con duda, señalándose a sí misma.
—No, ¿por qué? —cuestionó Cody mirándola de un lado y de otro.
—Siento que la gente nos mira demasiado —se aventuró a decir.
Cody no se había fijado en las personas, su atención estaba concentrada únicamente en Ava, la mujer que había derrumbado todas sus barreras y de quien se había enamorado hasta el tuétano.
—Será porque estás con el hombre más guapo de la ciudad —respondió Cody con seducción.
Ava entornó los ojos.
—También puede ser debido a mi belleza, aunque soy modesta y prefiero pasar desapercibida —dijo con una sonrisa en los labios.
Cody suspiró, aquel era el motivo por el cual se enamoraba más y más de Ava. Ella nunca lo miraba como alguien inalcanzable, menos le rendía pleitesía y le llevaba la contraria en la mayoría de las