Ya han pasado dos días desde que Máximo se enteró de mi embarazo y desde ese día no he tenido respiro por parte de él. Todos los días me llama y me pregunta cómo estoy, pero yo lo único que quiero es que no me hable ni se acerque a mí.
- Amiga, arréglate para ir a tomar unas copas.
- Carol, estoy embarazada, no puedo tomar.
- Sí, tienes razón, pero puedes bailar y además aún no se nota casi tu embarazo.
- No sé, Carol, no tengo ánimos.
- Por eso mismo, vamos a levantarte ese ánimo.
- ¿Stiven no se molesta? - Ella niega.
- Justo él fue el que me dio la idea de invitarte a bailar. Es más, dijo que caería más tarde porque está resolviendo unos inconvenientes.
- Yo veo... Bueno, pues si no tengo otra opción, vamos a arreglarnos. - Carol pega un gritico y hace un baile raro que me hace reír - Eres loca, Carol.
- Lo sé, pero igual me amas. - Ambas nos arreglamos y decidimos ponernos un vestido. Puede que esté embarazada, pero todavía tengo cuerpo para ponerme vestidos pegados - ¡Wow, amiga,