Cap. 3 Amargo despertar.

Termina su cena y como es costumbre se va a su despacho, yo me pongo a recoger todo lo de lacena y me dispongo a ir a mi habitación para por fin terminar con este día.

Pongo mi pijama, que es como todas, un traje de satín de pantalón y camisa, cepillo mi cabello y limpio mi rostro, no me maquillo, eso no lo hago seguido solo para alguna reunión de la empresa bueno más bien solo para el aniversario. Al morir mi padre dejo todo en manos de Carlo y yo solo me presento para el aniversario.

—¿Aún sigues despierta? —Carlo, entra como siempre sin tocar.

—Ya estoy por ir a la cama ¿necesitas algo?

—Si, necesito que me firmes unos documentos sobre unas inversiones que pienso hacer, es un gran negocio y me urge tu firma para mañana mismo —La única condición que mi padre dejo para que Carlo, estuviera al frente es que yo tenía que supervisar todo, nada puede hacer sin mi firma.

—¿De qué son las inversiones? ¿Y pasaron por revisión de finanzas? No veo la firma de John —Tomo la carpeta que me da y reviso, John es el socio y amigo de mi padre, el revisa cada inversión, si el cree que es un buen negocio firma y después pasa a mí, eso ha sido así desde que mi padre se fue y es lo que me da seguridad a mi, confío plenamente en ese hombre que ha sido más un padre que lo que fue el mío realmente.

—No es necesaria su firma con que tú lo autorices es más que suficiente.

—Pero es que no me has dicho de que trata el negocio, no puedo solo firmar así.

—Siempre lo haces sin revisar ¿pero solo porque falta la firma de ese viejo te niegas? Si yo te digo que es una buena inversión es porque así es —Se que Carlo, es un haz en los negocios, pero no puedo saltarme a John —¿desconfías de mí?

—Sabes que no es eso, es solo que no quisiera pasar por encima de John, es el protocolo y…

—¿Y vale para ti un bendito protocolo más que mi palabra?

—No, pero si finanzas no ha revisado podría ser peligros, hay tanta gente mala que pudiera meternos en un problema.

—¿Tú crees que yo soy un idiota? ¿Qué no he revisado? ¿Qué no sé cómo hacer negocios? Llevo años frente a la empresa jamás he hecho nada mal, no entiendo tu actitud —Se acelera un poco y después camina hacia a mí, me da su mano y yo me pongo de pie —¿Estas enojada conmigo? ¿será porque hace mucho que no te visito? —Besa mi cuello y comienza a desabotonar mi camisa.

Antes con tan solo sentir su respiración mi cuerpo temblaba, pero ahora no es así, no quiero que me toque, pero no sé cómo detenerlo. Sus caricias como siempre son toscas, sin tacto, podría decir que hasta dolorosas. Me tumba en la cama, baja mi pantalón y sin más me embiste, no hay preámbulos, ni nada, sin estar lista soy embestida por él quien parece una fiera, una fiera que no me toma como al ser que ama si no como si quisiera destruirme. Es doloroso, no hay disfrute, no hay nada más que dolor.

Yo solo me dejo ser, tal como si fuera una muñeca de trapo, un mueble que está siendo utilizado. Siempre ha sido así con él antes pensaba que esto así era, que lo único que importaba era que él disfrutara, pero desde que Rohan, llego a mí, me ha enseñado a disfrutar de mi cuerpo aún en la distancia me hace vibrar.

—Tráeme un vaso con agua —Es la orden que da cuando termina y se recuesta a mi lado. Sin importarle nada más, sin una caricia, un beso, nada.

Me visto y bajo a la cocina por su vaso de agua, no puedo evitar llorar, me siento sucia, utilizada, siento que he traicionado a Rohan, y eso me causa confusión porque al final solo he cumplido mi deber como esposa, solo he atendido las necesidades de mi esposo, para eso estoy, no para disfrutar con mi amante, no puedo sentir que lo traicione a él cuando es a mi esposo a quien le he fallado con esas llamadas con Rohan.

Subo y aunque suena absurdo voy con la esperanza de que se haya ido a su habitación como lo hace siempre cuando solo sacia su necesidad y se va. Pero no ahora no es así esta recostado bajo mis sabanas y eso es señal de que tal vez duerma aquí.

—Toma —Le entrego el agua la cual bebe de un solo sorbo, me entrega el vaso paraque lo deje en la mesita de noche, no puede ser en su buro ya que le molesta que haya cosas ahí, tengo que llevar el vaso lejos si ya no le es funcional.

Me voy a la cama y me recuesto en no dice más solo se gira dándome la espalda y se deja caer en un sueño profundo. Todo lo que antes era mi mayor disfrute, lo que más deseaba y por lo que me esforzaba todos los días, hoy llego a mi sin pedirlo, sin esperarlo, pero ya no es igual. Hacia tanto que Carlo, no me tocaba que perdí la cuenta y ahora que lo ha hecho sin ser yo la que caiga en el ridículo haciendo absurdos trucos de seducción, no me siento feliz.

Me siento sucia, triste, no lo quiero en mi cama su presencia ya no me da paz, ni mucho menos felicidad.

—Amanda, despierta ya es tarde —Siento un movimiento brusco y al abrir mis ojos veo a Carlo parado junto a mi —Apúrate para que prepares mi desayuno, ya te mande la indicación de mi nutriólogo —Veo el celular para ver cuál será mi tarea del día. Veo la hora son las cinco y media de la mañana, como siempre se levanta de madrugada a ejercitarse y para cuando termine su desayuno ya debe estar servido.

Preparo el desayuno mientras él se ejercita y alista para ir a la oficina, también preparado las cosas de mi hijo. Cuando Carlo, baja ya esta todo servido como le gusta.

—Que diferencia de tener todo en orden y como me gusta, así es como siempre debe ser —me observa ¿me estabas castigando por no visitar tu habitación? —Se ríe solo con su conjetura absurda —Bueno ya que te puse feliz y atendí como es debido cumple con tu tarea completa, falta que me firmes los documentos que te di anoche, ve por ellos y firma en lo que termino mi desayuno —De nuevo ordenando.

Sin duda es un amargo despertar, ahora se que solo se metió a mi cama para obtener una simple firma.

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