Un estruendoso ruido lo despertó de golpe, no solo a él, sino a la media docena de personas que lo rodeaban, todos se levantaron de golpe, asustados al ver al grupo de hombres encapuchados y vestidos de negro que entraban a su casa como agentes en un allanamiento a un cartel de drogas, con armas en mano incluidas.
— Muy bien todo el que no sea dueño de casa, lárguese ahora o serán arrestados. — Amenazo una voz muy familiar desde la puerta, Cedric entrecerró los ojos hacia el de manera sospechosa.
Los demás agentes se dispersaron por el lugar buscando a más de sus "invitados" por toda la casa mientras los que habían estado inconscientes en la sala de estar junto a el recogían sus ropas faltantes y salían corriendo del lugar, semidesnudos y descalzos, hombres y mujeres por igual, el hombre que había hablado se acero a él y le entrego un vaso de café humeante.
— ¿Qué mierda se supone que haces?
— Un favor.
— ¿A quién? —preguntó renuente mirando como otra media docena de personas abandona