Alicia se quedó en su habitación, reflexionando sobre la situación. Sabía que tendría que ser más cuidadosa en sus interacciones con Gabriela. Estaba decidida a encontrar una manera de manejar sus emociones sin causar más problemas con Gaspar.
Al poco rato, ambos regresaron de la cocina. Gabriela llevaba una pequeña tarrina de helado.
- Este helado tiene muy buena pinta -dijo Alicia amablemente. Totalmente diferente a como actuaba hace unos minutos.
- Sí. ¿Quieres un poco? - preguntó Gabriela, mostrando la tarrina.
- No. Puedes comértelo tú.
Gabriela se sentó en la silla de la mesa de dibujo para poder comer. Gaspar observó a Alicia con desconfianza. Todavía no estaba satisfecho con lo que había pasado. ¿Podría Gabriela haberse equivocado de verdad?
- Me voy a la cama. Hasta mañana.
Alicia salió de la habitación tras despedirse y Gaspar se quedó pensativo. Alicia era una caja de sorpresas, no podía fiarse completamente de ella.
- ¿Papá?
- Hola, mi amor.
- ¿Puedo preguntarte algo?
- Po