¿Dónde está mi papá? La hija perdida del multimillonario
¿Dónde está mi papá? La hija perdida del multimillonario
Por: Jéssica Amaral
1 - La vida después de la huida

La vida actual de Emily es un verdadero testimonio de su determinación y fortaleza. Como madre soltera y empresaria de moda de éxito, encontró el equilibrio entre el cuidado de su hija y la gestión de su negocio.

Cada mañana se despertaba con el corazón lleno de gratitud. El sol empezaba a iluminar el cielo mientras ella se preparaba para el día. Se puso su impecable y elegante atuendo, una representación de su propia marca de ropa, una mezcla de sofisticación y estilo único que ha conquistado los corazones de muchas mujeres de todo el país.

Tras despertar a su hija, Emily la ayudó cuidadosamente a vestirse. Sus ojos brillaban de amor mientras le ajustaba los botones del vestido y le arreglaba el pelo. Ella era su mayor tesoro, la razón de su determinación y su éxito.

Mientras disfrutaban juntas de un saludable desayuno, Emily escuchaba atentamente las animadas historias de su hija sobre sus aventuras imaginarias. Era su mayor admiradora, siempre alentando su creatividad y alimentando sus sueños.

Tras despedirse con un cálido abrazo y tiernos besos, Emily se dirigió a su oficina, donde se produjo la magia. Su talentoso equipo la recibió con entusiasmo, listo para otro día de creación e innovación. Juntos, convertían telas e ideas en obras de arte. Emily dirigía con pasión y determinación, inspirando a todos los que la rodeaban para que alcanzaran su máximo potencial.

Mientras se ocupaba de las reuniones, la planificación de lanzamientos y otras responsabilidades empresariales, Emily nunca olvidaba dedicarse tiempo a sí misma. Se dio cuenta de que cuidar de sí misma era fundamental para ser una madre y una líder eficaz.

Al final del día, Emily volvía a casa deseosa de compartir las experiencias del día con su hija. Pasaban tiempo juntas, jugando, leyendo libros y compartiendo risas. Para ella, estos momentos eran preciosos y sagrados.

Cuando se preparaban para irse a la cama, Emily abrazaba a Gabriela con amor y gratitud. Sabía que todo lo que había conseguido, todo el éxito y la alegría que había encontrado, eran el resultado de su perseverancia y del amor incondicional que sentía por su hija. Y con la certeza en su corazón de que ninguna de las dos necesitaba a nadie más para completar su familia.

Una noche, antes de apagar las luces, Gabriela miró a Emily con ojos curiosos y le preguntó:

- Sabes, mamá, estaba pensando... Contigo tengo una familia maravillosa, pero... ¿qué se siente al tener un padre? Echo de menos tenerlo cerca.

Emily cogió la mano de su hija y sonrió suavemente, dándose cuenta de la sinceridad de la pregunta.

- Cariño, entiendo cómo te sientes. Es normal echar de menos a alguien que no conoces, sobre todo cuando imaginas cómo sería tener un padre a tu lado. Pero quiero que sepas que somos una familia completa, incluso sin un padre presente. Tienes todo mi amor y dedicación, y juntos podemos enfrentarnos a cualquier cosa.

Gabriela asintió, pero sus ojos seguían mostrando cierta tristeza. Emily continuó:

- No puedo desempeñar el papel de padre, pero estoy aquí para ser vuestra madre y vuestro padre al mismo tiempo. Tenemos un vínculo especial y siempre estaré a tu lado, apoyando tus sueños y celebrando tus logros.

Gabriela abrazó a su madre con fuerza, sintiéndose reconfortada por sus palabras.

- Pero mamá, ¿dónde está mi padre?

Emily pensó mucho en la respuesta a la pregunta de su hija. Hablar de aquel hombre le removía los sentimientos, pero sabía que en algún momento Gabriela preguntaría por su padre. Emily suspiró profundamente, mirando con ternura a los ojos de su hija antes de contestar:

- Querida, tu padre ya no está presente en nuestras vidas. Hubo algunas circunstancias difíciles y complicadas que nos llevaron a tomar caminos separados. Sé que puedes echarle de menos, pero quiero que entiendas que estoy aquí para ti, y que haré todo lo posible por llenar ese vacío y ser todo lo que necesites.

Gabriela bajó la mirada, procesando las palabras de su madre. Emily siguió manteniendo la calma y la dulzura en su voz:

- A veces las personas tienen que tomar decisiones que las alejan de nosotros, y aunque esto puede ser doloroso, es importante recordar que tenemos amor y felicidad en nuestras vidas, incluso sin su presencia. Tienes una madre que te quiere más que a nada en el mundo, y yo estoy aquí para apoyarte en todo momento.

Gabriela miró a Emily, sus ojos mostraban una mezcla de tristeza y gratitud. Volvió a abrazar a su madre, encontrando consuelo en su amor y comprensión.

- Mamá, estoy muy agradecida de tenerte a mi lado. Te quiero mucho.

Emily acarició cariñosamente el pelo de Gabriela.

- Yo también te quiero más de lo que puedo expresar, cariño. Somos un equipo, una familia fuerte y unida. Y juntas afrontaremos cualquier reto que la vida nos depare.

Con esa declaración, madre e hija se acurrucaron juntas en la cama, sintiéndose protegidas por el amor que compartían. Emily sabía que, aunque su padre era una ausencia dolorosa, tenían un amor y una conexión especiales que superaban cualquier ausencia. Estaba decidida a crear un entorno feliz y lleno de amor para Gabriela, donde pudiera crecer y florecer, independientemente de las circunstancias.

~*~

Al día siguiente, Emily siguió con su rutina, dejó a Gabriela en el colegio y se fue a su despacho. El día transcurrió tranquilo y Emily estaba muy contenta, ya que pudo hablar con Gabriela sobre el delicado tema de la paternidad y todo fue bien. Sabía que en algún momento de su vida, la niña volvería a preguntar por su padre, era natural, pero ella respondería con amor y sencillez. Y siempre estaría ahí para satisfacer cualquier necesidad de su hija, sin necesitar a nadie más.

Emily no esperaba encontrarse con el hombre del que había huido cinco años atrás, justo cuando su vida se había estabilizado, había conseguido rehacerse y era feliz...

A la hora de comer, fue a un restaurante cercano a su oficina, al que iba todos los días a almorzar. Mientras esperaba a que le prepararan la comida, miró en su móvil la agenda de pedidos de vestidos a medida. Estaba muy concentrada, tanto que no se dio cuenta cuando un hombre se acercó a su mesa y se sentó sin pedir permiso.

- Hola, Emily.

Se sobresaltó y finalmente levantó la vista hacia el hombre que se sentaba frente a ella, y se le heló el corazón al ver al padre de Gabriela tan cerca después de tantos años.

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