Después de colocar los carteles por la tarde, el número de estudiantes inscritos aumentó considerablemente. Silvia y algunos estudiantes estaban muy ocupados, pero no esperaban una visita inesperada.
—¡Concurso de conocimientos de psicología? ¡Esta vez lo organiza esa perra de Silvia! —Leticia miró las palabras "Silvia Somoza" en el cartel con ojos llenos de odio.
Ana, la acompañante de Leticia, asintió: —Sí, Leticia, la universidad es muy irresponsable. ¿Cómo pueden confiar un concurso anual a una profesora recién llegada? ¡Y qué egocéntrica! Es un concurso, ¿por qué pone su nombre en el cartel?
Por supuesto, Silvia no sabía que su nombre estaba en el cartel. Fue idea de Vivian, quien le pidió al diseñador que lo pusiera bien grande.
Leticia resopló, sin prestar atención a los comentarios de Ana. Pero mirando el cartel, sonrió con sorna y le hizo un gesto a Ana: —Vamos, ¡inscribámonos!
En el puesto de inscripción, una voz arrogante resonó: —¡Quiero inscribirme!
Silvia estaba recogi