Daniel se detuvo, jamás había tenido un momento tan serio como este.
—Sisi, no me importa, sabes que no me importa.
—No estoy triste por Fátima. La malicia de este mundo hacia las mujeres es muy profunda. Ayer en la boda, cuando todas las personas me vieron, su primera reacción fue que soy la exesposa de Carlos, que vine a su boda, entonces definitivamente debía venir con malas intenciones, definitivamente vine a causar problemas. Pero todos olvidaron que el protagonista de esa boda era Carlos, nadie pensará que él es el exesposo de Silvia. Incluso sin evidencia completa, solo basándose en estereotipos pueden arrojarme toda la suciedad encima.
Daniel abrazó a Silvia de inmediato.
—Sisi, yo te protegeré.
—Lo sé —los ojos de Silvia se suavizaron considerablemente.
Daniel era la única persona que decía que la protegería y realmente la había estado protegiendo todo este tiempo.
—¡Daniel! ¡Silvia! ¡Vengan a cocinar juntos, tengo hambre!
—¡Ay! ¿Aparecí en mal momento?
Vivian se quedó congela