Capítulo 51

—Tía…

La señora Rosarina escupió con desprecio, pero Knut no se inmutó. Ya estaba acostumbrado de los desplantes de su tía.

—¿Cómo te atreves a cuestionarme así, mocoso insolente? —la vieja frunció el ceño—. No tienes nada que ver con mi sobrina amada y predilecta. Ella sí que es una joya.

—¿Tu sobrina amada y predilecta…?—Knut alzó las cejas con sorpresa.

La tía le lanzó una mirada furibunda y señaló con el mentón a una mujer que él no había notado al entrar, que estaba sirviendo a los clientes.

Knut entrecerró los ojos para ver mejor. ¿Acaso esa era…?

—¡Astrid!

—No te hagas el tonto—la tía le espetó—. Te conozco muy bien. En cuanto la viste, supe que irías tras ella, por eso te llamé. Estaba segura de que acabarían teniendo una cita aquí.

Astrid alzó la vista al oír su nombre, pero no pudo prestarles mucha atención porque el local se llenaba de gente, atraída por el aroma de las tartas recién horneadas.

Nada como un bocado caliente para endulzar el día.

Knut admiró a su preciosa muj
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