Capítulo 104: Solo importas tú.
«Un bebé» retumbó en el cerebro y el corazón de Abel, y de inmediato la mirada le brilló, su pecho se agitó, abrazó conmovido a Malú.
—Es una propuesta a la cual jamás me negaría —respondió, inhaló profundo, la observó a los ojos—, me encantaría tener un bebé contigo, que tuviera el mismo color de tus ojos —expresó y luego la tomó de las manos—; pero no deseo presionarte, no es el momento, tú tienes demasiado trabajo en este momento, desde que te conocí me comentaste del anhelo que tienes de convertir a la empresa de tu familia en la más grande exportadora de café, no quiero que tus sueños se vean truncados por complacer uno de los míos —explicó—, soy feliz a tu lado, verte sonreír con tus triunfos llena mi alma, no me gustaría verte triste, llorando deprimida, porque volvamos a perder un bebé, o no logremos concebir, no deseo eso para ti —confesó.
Los ojos de Malú se hallaban anegados de lágrimas, su pecho subía y bajaba agitado, las palabras de Abel estremecieron su alma, su cora