Nietos y Bisnietos.
La llegada de Noemí, alegro el corazón de Blaise Garnier, estaba como un niño brincando en un pie, de la alegría que sentía.
—Mocoso, has dado en el blanco y me has regalado la bisnieta más hermosa —dijo el anciano contemplando a la pequeña que dormía.
—Mi puntería no podía fallar —respondió Gerald llevándole el juego a su abuelo.
—Es que si fallabas, empezaría a dudar que fueras un Garnier.
—¡Abuelo!, ¿cómo puedes decir algo así? —Exclamo Gerald un poco a la defensiva.
—¿Qué? Es verdad lo que estoy diciendo, quizás te cambiaron en el hospital cuando naciste —Blaise se giró y miro a su nieto y lo señalo con el dedo índice—. ¿Qué porquería pensaste?, acaso, ¿crees que estoy insinuando que tu madre fue infiel?, ¿es eso? ¿Eh?
—Por supuesto que no —mintió Gerald a la vez que suspiro aliviado.
—Jamás dudaría de mi nuera, es una mujer de principios y sabe apreciar la lealtad, pero bueno volviendo al tema, veo que eres un Garnier, no hay duda de eso, así que no te cambiaron en el hospi