Capítulo extra VI.
Paula.
M*****a lluvia, no había podido dormir mucho.
Las goteras en esta casa eran demasiadas para contar y no había rincón en el que pudiera poner la cama sin mojarme, así que me rendí y simplemente me transformé en lobo para poder acurrucarme en alguna parte seca del colchón.
Pequeñas ventajas de tener una cola peluda.
Me acurruqué sobre mí misma y me resigné a una noche en vela. No es como si el no dormir fuera una novedad para mí de todas formas.
Hacía tres años yo me encontraba en una situación similar: Sola, con frío y maldiciendo mis decisiones estúpidas.
En ese tiempo, me había parecido una excelente idea unirme al ejército humano para poder aprender cómo curar heridas de guerra en situaciones estresantes e inimaginables. Mi yo de dieciocho años pensó que el conocimiento sería útil algún día si llegasen a atacar nuestra manada.
Las guerras entre manadas habían existido desde hacía mucho tiempo; no porque disfrutáramos de unos años de paz significaba que eso sería así por