Capítulo 5.
-Un médico. – Dijo lentamente Rose por el teléfono.
-Si. Tiene que ser alguien a quien le gusten los retos, que pueda prescindir de las comodidades básicas y que no le asuste las actitudes de lobeznos adolescentes.
-Joder Vanesa. – Murmuró con un resoplido. – Les preguntaré a mis médicos pero no te prometo nada.
-Oh, también debe de saber conducir para que venga hasta acá en automóvil. Lo necesitaremos.
-¿Y no quieres que sea virgen, de ojos azules y lo más cercano a una deidad que tengamos por aquí?
-No. Solo lo que he pedido, gracias. – Dije sin importarme la pequeña risa del otro lado de la línea. - ¿Aun te cuesta dormir por las noches?
-Si. No sé qué me sucede, en el día yo solo quiero dormir pero por la noche lo único que quiero hacer es ver televisión o tener un poco de acción…
-Asco. – Interrumpí.
-… con el refrigerador. Pervertida, no pienses cosas extrañas. De todas formas mi vida sexual o falta de la misma no es algo que hablaría con mi cuñada por teléfono.
-Yo te a