Capítulo 1.

Vanesa.

Había estado desayunando, comiendo y cenando todo lo que podía sobre la minería.

Hace un mes seis manadas del continente nos habían declarado la guerra, hace un mes todo se resolvió sin muchos muertos y me fue encargada una importante misión: Salvar a las manadas del Norte.

Después de una corta charla con la familia, comenzamos a preparar nuestros siguientes movimientos para que cumpliera con esa promesa.

No era un mal plan lo que proponía mi cuñada; si lo que quería era estar dentro de una manada del Norte, mi única opción viable sería la manada Fivemountains a cargo del Alfa Alan Cox.

¿Por qué no cualquiera de las otras manadas?

Porque de las tres manadas de allá, uno de los Alfas estaba desaparecido y su manada era un caos, y el otro odiaba a mi manada.

Con Alan Cox aun no sabíamos dónde estábamos parados, pero era la mejor de las opciones.

Al menos se ha mantenido en su territorio y no ha estado molestando a mi hermano y a su pareja como el resto de los Alfas.

Porque seguían sin creer que el culpable de los ataques a sus manadas había sido el fallecido Alfa Luca.

Era eso o solo querían un motivo válido para reclamar un pedazo de nuestro muy basto territorio.

¿Cómo no iba a ser enorme si éramos tres territorios juntos? Tres territorios y cerca de ochocientos lobos. ¿Qué podría salir mal?

-¿Hoy tampoco vas a dormir, hermanita? - preguntó una voz a mi espalda sacándome de mis pensamientos.

Por supuesto que no, aun no entiendo cómo funciona un taladro.

-Mi investigación es muy interesante. - Dije dulcemente mirando hacia la ventana de la sala. Hacía un buen rato que había oscurecido, probablemente pasarían de las once.

Él suspiro y se acercó para besar mi cabeza.

-Procura dormir, no me gustan las cosas púrpuras que han estado apareciendo debajo de tus ojos.

-El morado me favorece. - Dije con una sonrisa a su espalda mientras él iba hacia la cocina. - ¿Por qué buscas comida tan tarde por la noche?

-Porque mi pareja tiene hambre. - Dijo antes de abrir el refrigerador. - ¿Quisieras un sandwich?

-Nunca le diré que no a la comida. – Dije honestamente.

No, después de ocho años sin saber cuándo sería mi próximo bocado, he tenido que contenerme de engullir todo lo que haya en el refrigerador cuando estoy a solas en la casa.

Hubo un momento largo de silencio así que levanté la vista. Mi hermano me observaba con una expresión triste.

Aun no había tenido el valor para contarle mi historia al completo, pero sabía de un par de cosas.

Después de todo, ¿Cómo podría dejar en la completa oscuridad sobre mi pasado a mi gran hermano? Había pasado un infierno por mí.

-¿Mi sándwich puede tener mucha mayonesa? – Pregunté esperanzada tratando de aligerar el ambiente.

Sacudió la cabeza y murmuró un “Todo el jodido frasco, por lo que a mí respecta” y eso me hizo sonreír.

Siempre había sido un buen hermano. Incluso en los tiempos en los que nuestro padre nos daba muy poca de su atención, él siempre se aseguró de que yo estuviera bien alimentada y vestida.

Me rompía el corazón que aun en nuestra vida adulta lo hiciera preocuparse.

Porque él tenía un mundo de preocupaciones además de su hermanita perdida y recién encontrada con mil y un traumas que superar.

Como por ejemplo, unos ochocientos lobos que esperaban que él y su pareja resolvieran los problemas de su pequeño mundo.

-Creo que nunca te lo había dicho, pero pienso que eres un buen macho. – Murmuré a su espalda.

Giró su cara en mi dirección y me regaló una sonrisa.

-Dile eso a mi pareja cuando la haga enojar.

Yo reí, esa humana tenía mal carácter cuando estaba enojada.

Parecía que hubiese sido ayer cuando la ayudé a no morir en nuestro primer encuentro; una acción que me devolvió algunos años después.

Me alegraba de haberla salvado, no solo salvó mi vida hace algunas semanas sino que también le trajo mucha felicidad a mi hermano y a mi pequeño sobrino.

-Gracias. – Dije sin dejar de sonreír cuando me entregó mi plato con tres sándwiches y mayonesa desbordándose de los bordes.

Por alguna extraña razón, de toda la comida en el mundo, lo que más añoré comer a lo largo de los años fueron los sándwiches que preparaba mi hermano.

-Entonces, ¿Me dirás en qué estás trabajando por fin?

Yo miré hacia mi plato insegura de cómo contestar.

-No sé si estoy lista para eso. – Dije en voz baja.

Mi hermano vino hasta mí y se sentó a mi lado en el sillón.

-Sabes que puedes contarme cualquier cosa, Vane. – Dijo suavemente estirando su mano para apretarme un poco el hombro y yo intenté con todas mis fuerzas no tensarme bajo su toque... pero fallé miserablemente. – Lo siento. – Dijo retirándose un poco.

Yo cerré los ojos y tranquilicé mi respiración. Bastian me dio algunos segundos de espacio.

Volví a abrirlos y encontré a mi hermano mirando hacia sus manos.

-Me siento muy inútil, no creo ser un buen macho. – Murmuró suavemente. – Me refiero al hecho que ni siquiera teniendo los medios y recursos para encontrarte, pude hacerlo. Ahora te tengo aquí, justo a mi lado y no sé cómo ayudarte. Vaya, tengo una idea aproximada ya que he estado leyendo sobre personas que han sufrido mierdas serias, y aún así creo que Rose te ha ayudado más en este último mes de lo que yo podría hacer en el siguiente año.

Yo parpadeé.

-¿Rose?

-Si. Te asignó la habitación con mejor iluminación y cuando eso no fue suficiente envió al Beta cadáver para que tirara el techo y mandó a instalar un domo.

Mi boca cayó abierta.

Ella me había dicho que necesitaba reparar el techo porque tenía goteras y que era más barato derrumbarlo todo y poner esa cosa.

Lo agradecí silenciosamente ya que el domo me permitía mirar el cielo al despertar de cualquiera de mis pesadillas y asegurar a mi mente de que ya no me encontraba en cualquiera de mis prisiones.

-Por favor, no llores. -Dijo angustiado y yo parpadeé. La humedad ya corría por mi cara.

-Tienes una gran pareja, Bastian. – Dije limpiando mis ojos. – Nuestra Gran Madre te ha bendecido.

-Al igual que a ti, pequeña. – Dijo levantándose para hincarse frente a mis pies. – Sabes que estaré aquí cuando estés lista para hablar de cualquier cosa, ¿Verdad?

-Pero tienes un montón de trabajo, ¿Cómo podría…?

-A la m****a el papeleo, la familia es lo más importante. Las empresas humanas pueden esperar uno o dos días para saber de qué jodido color pintar las puertas de las nuevas casas. – Dijo rodando los ojos.

Yo reí un poco.

-Gracias, hermano. Significa mucho para mí.

-Cuando quieras. – Dijo tomando un plato con un montón de sándwiches sobre él.

Lo vi comenzar a caminar por el pasillo antes de llamarlo de vuelta. Estuvo junto al sillón en milésimas de segundo.

-De hecho, he querido hablar contigo sobre algo desde hace un par de semanas pero no sabía cómo decírtelo. – Comencé.

Entonces le solté de golpe lo del sueño, el plan de Rose y mi tiempo investigando. Él me escuchó atentamente sin decir palabra hasta que terminé.

-Dame un minuto. -Dijo y comenzó a reanudar su viaje por el pasillo.

Escuché una puerta abrirse y un “¡No soy una vaca, jodido exagerado!” Antes de que se cerrara de vuelta la puerta y se escuchara abrirse otra puerta seguido de un “¡Le diré a mi Alfa que me estás acosando, Luna Bastian! ¡No me he mudado a esta casa para que mi Luna me toque el culo!” y una nueva puerta cerrarse.

Observé con curiosidad a Bastian venir hacia mí.

-Aquí. – Dijo entregándome una tarjeta y un móvil. – Pienso que mi pareja te ha dado un buen plan, así que aquí tienes una tarjeta de crédito para que compres todo lo que necesites en tu viaje y un móvil para que puedas llamar a casa.

-Esto… ¿No estás molesto? – Pregunté encogiéndome un poco.

-No. Ya no eres una cachorra, puedes tomar tus propias decisiones. Si ir al Norte te hace feliz, entonces te daré los medios para que puedas ir sin preocupaciones. Solo… llámame seguido, por favor. Sin importar la hora, yo responderé.

Mi cuerpo comenzó a temblar y me arrojé a sus brazos para sollozar en su pecho. Me sostuvo con cuidado sabiendo que aun era difícil para mi la parte de tocar voluntariamente a otro ser humano o lobo.

Cuando me tranquilicé me separé un poco para que pudiera verlo a los ojos. Él me dio una gran sonrisa.

-Gracias. – Dije de todo corazón. – Prometo que te devolveré el dinero y…

-Nada de eso. Gasta lo que quieras y no te preocupes por ello.

Volví a esconder mi cabeza en su pecho y luego recordé las últimas palabras de Edson hace pocos minutos.

-¿Por qué Edson dice que lo estabas acosando?

-Porque lo tuve que someter para quitarle su tarjeta de crédito.

Eso me hizo levantar la vista hacia él. Ambos giramos nuestra cabeza cuando una bonita risa femenina se escuchó por el pasillo.

-¡No es cierto! ¡Lo que te diga no es cierto! – Gritó mi hermano con una sonrisa antes de guiñarme un ojo. – No entiendo cuál es la diversión de mi pareja al usar la tarjeta de crédito del Beta cadáver para todo, pero con esto hago feliz a las dos mujeres de mi vida y eso me complace.

Yo negué con la cabeza pero enseguida me reí justo cuando Edson salía del pasillo con la cabeza en alto y mirando feo a mi hermano.

-No me esperen despiertos. Iré a cancelar mi tarjeta. – Dijo con un portazo al salir.

Todos sabíamos que en realidad él solo iba a ir por helado para todos. Porque era ese tipo de lobo; así que en realidad tampoco estaba molesto porque Bastian tomara su tarjeta.

Y saber eso calentó mi corazón.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo