—Para que sepas, todo lo que pasó con la señorita La Torre y aquel secuestro, los incidentes en que Nora drogó a Frigg, e incluso lo que ocurrió hace unos días —donde primero hizo que alguien se hiciera pasar por la señorita La Torre para secuestrar a Frigg, y después entregó el USB a señor Suárez para revelar los supuestos delitos de Frigg—, todo fue obra de ella.
Blanca escudriñó el rostro de Jasmine —que, a pesar de rondar los cincuenta, conservaba cierto encanto—, tratando de descubrir algún atisbo de mentira.
Nada. Ni un temblor, ni un rastro de inseguridad. Su expresión era completamente natural.
O todo aquello era verdad, o Jasmine tenía un talento espectacular para la actuación.
Blanca prefería creer lo segundo. No podía concebir que Frigg fuese inocente.
Estaba a punto de contestar algo cuando Fernando habló:
—¿Ya terminaste?
Blanca lo miró atónita. ¿Acaso su hermano por fin había superado ese enamoramiento ciego?
Jasmine, también incrédula, se quedó con la palabra en la boca.