—Hazlo después de Año Nuevo, o traerá mala suerte —añadió Gabriela.
—Está bien, lo haré —convino él, y Gabriela, tras asentir con la cabeza, se despidió levantando una mano para luego dirigirse hacia el interior del hospital.
En cuanto llegó al edificio VIP, alguien la llamó por detrás:
—Señora.
Gabriela se volteó con expresión fría. Era Laura, quien lucía distinta a como acostumbraba: si bien llevaba su característico abrigo de traje negro, la ropa que llevaba debajo se veía más refinada, y el perfume era otro, más elegante. Seguro había salido de una cita y tuvo que venir de inmediato.
—Señora —dijo Laura al llegar junto a ella—. Me enteré de lo ocurrido en el Hospital Serrano Verde.
—¿Vienes a reprocharme algo? —inquirió Gabriela, entrecerrando los ojos.
Laura no se anduvo con rodeos y soltó de golpe:
—¿Por qué lo hiciste?
—Le explicaré todo a Álvaro —fue lo único que dijo Gabriela, sin intención de seguir hablando con Laura. Al instante, avanzó hacia el interior del edificio.
Laura