—Soren, cuando lleguemos al hospital, no necesito que me acompañes. Tengo algo más importante que encargarte —dijo Gabriela, evadiendo la pregunta que él le había hecho—. Necesito que contactes en secreto a Rosalina y le informes sobre la muerte de Mattheo. Luego… habrá que recoger unas cosas del centro de reposo donde me estaba quedando. Entre ellas, un celular y una tarjeta SD. Contiene pruebas innegables de las fechorías de Mattheo —escándalos y delitos que un conocido hacker logró extraer de su computadora y su teléfono—. Quiero que también se las entregues a Rosalina.
Originalmente, Gabriela pensó darle esa información a Álvaro. Pero al descubrir que muchas de las atrocidades cometidas por Mattheo salpicaban directamente al Grupo Saavedra —poniendo en peligro su cotización y prestigio—, él prefirió no hacerlo público. Gabriela terminó guardando la tarjeta. El día que abandonó la casa conyugal, la encontró entre unas cosas y la guardó junto a su teléfono dentro de una funda. Al sal