Mundo de ficçãoIniciar sessãoMigue soltó una risita nerviosa, tratando de aliviar el ambiente con su comentario. Pero mis ojos se afilaron al recordarlo. Sí, había pasado. La explosión de adrenalina, el impulso feroz y mi absoluta falta de cordura en ese instante me habían llevado a hacer algo impensable: arrojarle un zapato a Alessandro Minetti, el hombre que controlaba el poder absoluto del crimen organizado.
—Sí, todavía anda con un chichón azul en su frente —contesté con una sonrisa, siguiendo su broma, complacida porque dejara de regañarme.—¿Y no te metió un tiro en la cabeza? —Y comenzó a revisarme la cabeza, alborotando mi cabello en busca de una lesión.—¡Suéltame! No me disparó, pero hizo algo peor —dije escapando de él—. ¿Te parece poco el castigo que me hizo casarme con él?Soltó una estridente






