2- La paciente

Pov: Tomás

— Soy... soy Azul, mi nombre es Azul. — se aferra al puño de mi camiseta muy aterrorizada.

— Tranquila Azul, vamos a ayudarte, Sam y yo somos doctores — Sam se acerca con una sonrisa amistosa.

— Azul, necesito que me digas si sos alérgica a algo — Sam intenta revisarla y ella empieza a gritar.

— ¡No me toquen, no me toquen! — Sam levanta las manos mostrando que no está tocándola para que se relaje.

— No voy a revisarte, tranquila, pero tendrás que dejar que te revisen en el hospital — Azul no me suelta y se ve muy asustada.

— ¿Te dijeron cuando tardarán? — le pregunto a Sam.

— Están cerca, deberíamos ver si tiene alguna lesión sangrante Tom — asiento y trato de revisarla pero se sobresalta asustada volviendo a cerrar los ojos.

— Azul, necesito que me digas si te duele algo — ella me mira, mira a Sam y niega. — ¿Qué sucede? — le pregunto ante su actitud extraña frente a Sam.

— No quiero hablar con ella — Sam me hace una seña mientras se aleja.

— Mírame Azul, nadie va a lastimarte, ahora ya llega la ambulancia. — puedo escucharla así que está cerca.

Y como supuse estacionan a unos metros nuestro y los paramédicos llegan, van a levantarla pero ella se pone histérica.

— ¡NO ME DEJES SOLA! — estira mi ropa y comienza a llorar.

La situación es complicada y quieren mantenerla quieta pero no lo hace.

— Tom anda con ella está muy asustada — sugiere Sam, así que entro a la ambulancia junto con Azul.

Está muy alterada y se mueve a pesar de las palabras de los paramédicos. Cuando me ve entrar se tranquiliza y me vuelve a tomar del brazo muy asustada.

— No te asustes, solo estamos ayudándote — asiente sin despegar su mirada de mí.

Es rubia oscura, tiene ojos entre azules y verdes, tés clara, contextura delgada.

En ningún momento de todo el viaje se despegó de mí, me dio mucha pena su desespero y miedo. Ella se ve muy indefensa, los accidentes incluyen un shock psicológico que no a todos nos afecta igual. La parte más importante de ser médico es saber cómo tranquilizar a un paciente.

Llegamos al hospital y los paramédicos comienzan a mover la camilla.

— Azul, acá tengo que dejarte, tenes que ir con los médicos — ella niega agarrándome más fuerte.

— No, no, no voy a ir con nadie — camino al lado de la camilla porque ella no me suelta.

— Tranquila, los médicos van a atenderte — niega y comienza a llorar.

— ¡Doctor! — los paramédicos llegan a la puerta del hospital y me miran indicándome que no puedo entrar así de civil.

— Azul no te preocupes — la fuerzan a soltarme y me quedo con una sensación muy fea.

Se la llevan y me quedo en el lugar angustiado por la situación.

— Tom amor — Sam va llegando y se acerca a mí preocupada. — ¿Cómo está? — pregunta mientras acaricia mi mejilla.

— Bien amor, solo que... está asustada y no podía entrar de civil — me toma de las mejillas.

— Tranquilo, ella va a estar bien, vamos a vestirnos y vemos como está — sus ojos afligidos solo me hacen ver que Sam en tan empática o más que yo.

— Hagamos eso — le doy un beso y ella sonríe con sus ojos iluminados — Te amo vida — toca la punta de mi nariz con su índice.

— Y yo más, vamos a ayudar que el deber espera — entramos juntos para poder cambiarnos a nuestros uniformes.

......

Terminamos de vestirnos y vamos a hacer las rondas para ver si encontramos a Azul en ellas y ver cómo está, si tuvo alguna contusión grave.

— ¡Echeverría! — escucho a la doctora Prieto que es nuestra superior.

La miro preocupado, miro a Sam sin entender, porque viene bastante alterada, Sam me mira sorprendida, pienso si hice algo mal.

— Dios Mío, acompáñame por favor que tenemos una situación y estamos hace media hora tratando de atender a la paciente — la miro confundido y camino tras ella y Sam junto a mí — Iriarte quédate que necesito vigiles a los pacientes — Sam se queda y con una sonrisa nos despedimos.

— ¿Qué paso doctora? — bufa y caminamos por un pasillo.

— ¡Eso! — Señala a Azul que no deja que ningún doctor la toque — ¿Conoces a esa chica? — la miro preocupado y asiento frunciendo el ceño.

— La socorrimos con Sam en la calle y... se la veía muy asustada. — la doctora Prieto camina y yo con ella.

— Te tomo como figura de apego, no quiere que nadie la revise si no estás — me acerco a ella.

— ¡Déjenme! — solo llora y está totalmente histérica.

— Azul — me mira y solo comienza a llorar más, me acerco un poco y me abraza.

Miro a la doctora Prieto y ella asiente dándome luz verde para mantener contacto cercano con ella.

Acaricio su espalda devolviéndole el abrazo.

— Tranquila tenemos que revisarte Azul — se separa de mí y niega. — No te preocupes, ¿Confías en mí? — Asiente sin dudar — Yo me quedaré a cada momento mientras te revisan, son de confianza — lo duda — No me voy a ir, pero tenes que dejar que te revisen — mira a todos dudosa y luego de pensarlo asiente, pero me agarra del ambo sin soltarme.

Todos comienzan revisarla y me quedo ahí viendo todo, al parecer solo tuvo algunos golpes y lesiones leves, no tiene ninguna lesión demasiado grave, pero debe quedarse en observación hasta mañana.

Luego de colocarle un suero para pasarle un calmante, ella se durmió y solo ahí me soltó.

Suspiro aliviado, estas situaciones así son complejas, nunca me había pasado algo así con un paciente.

— ¿Cansado amor? — escucho la voz de Sam y la veo en la puerta de la habitación.

— Demasiado, no puedo creer que me pase todo el día acá — sonríe mientras se encoje de hombros.

— Gajes de oficio, eso es porque sos un buen doctor — camino hacia ella que ya está vestida con su ropa para ir a casa. — Vestite, te espero y vamos a casa — asiento y caminamos hasta los vestidores.

........

— ¿Me perdí de algo interesante? — pregunto mientras entramos al departamento y como supuse Cali no está.

— Nada nuevo, muchos resfriados virales, Mati estuvo con una señora que tenía apendicitis, fue lo más interesante — bueno al parecer no me perdí de nada.

— No me perdí de mucho entonces — niega mientras se saca los calzados quedando descalza.

Camina por el departamento y sí que la extrañe hoy, todo el día sin verla me hizo extrañarla mucho.

— ¿Qué opinas que cocine unos huevos con salchichas? — abre la heladera y me acerco a ella por detrás para abrazarla.

— Tengo ganas de comer otra cosa — me mira abanicando sus hermosa pestañas acompañadas de sus ojos verdes tan hermosos.

— ¿Cómo qué? — se gira abrazando mi torso mientras yo cierro la heladera para recargarme en ella.

— Algo lindo y con una sonrisa preciosa — se sonríe y a eso me refiero con sonrisa preciosa.

El beso y pego mi cuerpo al de ella, me abraza más mientras me responde el beso sin dudarlo.

El aprieto contra la heladera y sus manos se meten debajo de mi camiseta para quitármela.

— Yo también quiero algo lindo con una sonrisa y cara preciosa — susurra sobre mis labios mientras comienzo a desabotonar su camisa.

La estiro de su camisa para llevarla hasta la habitación.

— Por si llega Cal, no quiero que interrumpa — me siento en la cama y ella a horcajadas sobre mí.

Le quito la camisa mientras empiezo a repartir besos por su cuello bajando a su escote.

Sus pantalones desaparecen, los míos también y vuelvo a tenerla así sobre mi tan perfecta.

Acaricio su cuerpo mientras la beso con ansias y deseo.

— ¿Cómo se explica que te extrañe tanto si estábamos en el mismo edificio? — susurro en su oído.

— No lo sé, pero créeme que yo también te extraño todo el tiempo — apoya sus manos en mi pecho obligándome a acostarme.

Posiciono mis manos en su cintura y la acaricio hasta su espalda para quitarle el brasier, ella es...

¡Ring! ¡Ring! ¡Ring!

— No voy a contestar — menciono mientras la estiro para besarla.

¡Ring! ¡Ring¡ ¡Ring! Mi teléfono no deja de sonar.

— Amor... — no dejo que Sam siga hablando callándola con besos.

¡Ring! ¡Ring! ¡Ring!

— Mmm — me separo de Sam — Quizás es importante — menciona sonriendo de lado.

Y tiene razón quizás es importante.

Me levanto de la cama solo en bóxer a buscar el molesto teléfono que no deja de sonar.

—Hola... — Sam está sentada en la cama cubriéndose con las sábanas.

— Tomás, soy la doctora Prieto, necesito que vengan por favor — no entiendo nada.

— ¿Pasó algo grave? Yo ya termine mi horario y...

— La paciente Azul Velázquez...

¿Ahora qué sucedió?

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