Capítulo 32. Un trozo de esencia.
-Has llegado mucho antes de que fueras convocada, Rose Paper. – Dijo una voz en la oscuridad. - ¿Vienes por tu propia voluntad?
-Define “propia voluntad” – Susurré a la voz. - ¿Venir aquí sin saber una m****a cuenta?
Sentía el cuerpo pesado, como si hubiera corrido por horas y ahora me encontrara exhausta.
-Tienes una extraña forma de expresarte.
Entonces la oscuridad fue súbitamente absorbida y me encontraba sobre el suelo mirando un cielo muy limpio. Una suave brisa hacía que el pasto a mi alrededor se meciera suavemente.
Intenté levantarme nuevamente pero fue en vano. Mi cuerpo no me respondía; inhalé y exhalé resignándome a cualquier cosa que me fuera suceder a partir de ahora.
-Eres la primera que no está asustada o que no tiene un montón de preguntas qué hacer. – Dijo la suave voz. – Es… refrescante.
-Tengo preguntas. – Dije en un susurro. – Es solo que la vida me ha enseñado que las preguntas son inútiles si quien te las puede resolver no se digna a ello. Entonces… ¿Para