Capítulo 28.
La primer bisagra a la que le había apuntado comenzó a desprenderse así que apunté a la siguiente.
Uno, dos, tres disparos y estaba listo. En cuanto el autobús impactara contra las rejas, éstas caerían con facilidad.
Me di unas cuantas palmaditas mentales por el excelente trabajo mientras volvía a meter la cabeza y cerraba la puerta.
Tendría quizá unos siete segundos para el impacto, así que rápidamente me coloqué sobre el regazo de Edson en el primer asiento y miré con atención hacia el frente.
Automáticamente sus brazos rodearon mi cintura con fuerza como un cinturón de seguridad justo en el momento en el que cruzábamos las rejas.
-No dejes de apretar el acelerador. -Dije al hombre mientras miraba de izquierda a derecha.
Como había dicho Edson, alguien debió de poner esas cadenas y no podría estar muy feliz por nuestro escape.
Percibí un movimiento a mi izquierda y miré hacia allí; en el bosque se encontraban algunos perros enormes siguiendo nuestro transporte.
Pensé en que se agotar