Olivia
Durante todo este mes, mi vida se convirtió en un torbellino de responsabilidades y emociones. Cada mañana, me despertaba antes de que el sol asomara en el horizonte, impulsada por una mezcla de determinación y miedo.Mi hermano, Armando, estaba a punto de asumir un papel que definiría el resto de su vida, y yo sabía que necesitaba todo el apoyo que pudiera brindarle.La primera semana fue la más difícil. Armando y yo pasábamos horas en el despacho, una habitación que solía tener un aire amenazante con sus paredes oscuras y muebles de cuero que ahora empezaba a sentir nuestra presencia.Le ayudaba a estudiar los documentos, contratos y alianzas que Enzo había dejado a nuestro cargo. Me aseguraba de que entendiera el complicado entramado de lealtades y traiciones que era la mafia roja. Cada detalle era vital; no podía permitirse un solo error.Simultáneamente, comenzaba a adaptarme a ser madre de un recién nacido. Mi pequeño, Ezio,